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La hostilidad del presidente es generalizada e incluye a la melanina

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Ramsés Muñoz M.
29 de septiembre de 2025 - 05:00 a. m.
"Petro ha intentado no solo dividir al país entre blancos y negros, sino también clasificar a los afrocolombianos entre 'buenos' y 'malos'": Ramsés Muñoz M.
"Petro ha intentado no solo dividir al país entre blancos y negros, sino también clasificar a los afrocolombianos entre 'buenos' y 'malos'": Ramsés Muñoz M.
Foto: EFE - Presidencia de Colombia
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En respuesta al editorial del 14 de septiembre de 2025, titulado “Inquieta la hostilidad del presidente con el poder local”.

El discurso hostil del presidente Petro podría catalogarse como universal por la infinita gama de actores que engloba: seres humanos, minerales, países y hasta pigmentos como la melanina.

¿Por qué, entonces, ha cobrado tanta trascendencia en el discurso de Gustavo Petro el nivel de melanina presente en el cuerpo de los colombianos? La melanina, ese pigmento natural que da color a la piel, al cabello y a los ojos, y que es producido por células llamadas melanocitos, se ha vuelto tema recurrente en manifestaciones públicas, consejos de ministros y declaraciones del mandatario. En una ocasión afirmó: “Aunque no estoy seguro, mis ancestros latinos vienen de una aldea cerca de Milán. Dicen que a la famiglia Petro de allí le otorgaron un título nobiliario en el año 1200”.

Recientemente, desde el departamento del Cauca, el presidente Petro reprochó al alcalde de la ciudad de Cali por agradecerle al ministro de Defensa —y no a él— el envío de unidades militares para reforzar la seguridad de la ciudad. Acto seguido, atribuyó tal situación a un supuesto desdén del alcalde hacia él, motivado por su color de piel: “Blanquitos que no quieren a Petro porque soy café con leche”, expresó, y cerró su intervención calificando al alcalde Alejandro Eder de “blanquito”. El calificativo no era nuevo en sus discursos. Ya en el año 2023 había señalado a los “blanquitos ricos” de Colombia de criticar y oponerse al periplo de la vicepresidenta Francia Márquez por países del continente africano, y en reiteradas oportunidades ha responsabilizado a los “blanquitos” de Europa y Norteamérica de muchas de las dificultades del país.

Desde Nuquí (Chocó), criticó al presidente de la Corte Suprema de Justicia por no encajar en sus estereotipos: “Poco entiendo de por qué los hombres negros pueden ser conservadores…”. Y desde el Consejo de Ministros advirtió: “A mí nadie que sea negro me dice que hay que excluir un actor porno”.

Más recientemente, atribuyó la no elección de la señora María Patricia Balanta como magistrada de la Corte Constitucional al hecho de ser mujer y negra. El mismo argumento aplicó para atacar a quienes cuestionaban la postulación de la joven Juliana Guerrero como viceministra de Juventudes, quien no cumple con los requisitos establecidos en la ley para ocupar tan alto cargo gubernamental: “Lo que les molesta de Juliana Guerrero es que sea negra y de clase media”.

Petro, el político, el populista de izquierda, conoce muy bien los amplios réditos que en la baja política se consiguen mediante el uso sistemático de prácticas detestables que buscan dividir a los colombianos. Y, por supuesto, las está implementando: la lucha de clases, la desinformación, la manipulación y la incitación al odio por el color de piel —es decir, el racismo— se han vuelto recurrentes en sus palabras. Como lo expresó recientemente el excanciller Gilberto Murillo frente a las declaraciones de Petro: “Esto es racializar el discurso”.

Petro ha intentado no solo dividir al país entre blancos y negros, sino también clasificar a los afrocolombianos entre “buenos” y “malos”, dependiendo de su militancia política. Ha manifestado que “no entiende cómo un negro puede ser conservador”, en una clara y absurda negación de los principios constitucionales que facultan a todo ciudadano a militar en un partido político, a votar, a elegir y a ser elegido sin presiones, recriminaciones ni cuestionamientos, independientemente de su color de piel.

“Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter. ¡Yo tengo un sueño hoy!”: Martin Luther King Jr.

La historia de la humanidad está manchada con la sangre de millones de seres humanos víctimas de quienes instauraron y avivaron discursos de odio por razones raciales. Bien vale la pena recordarlo hoy, cuando el primer mandatario utiliza un discurso camaleónico que le permite mutar de un noble italiano a un mestizo perseguido por los blancos de su país, o a un ácido e irrespetuoso crítico de la concepción ideológica de “un hombre negro”.

El color de nuestro país es el de la unión, la fortaleza y la hermandad. La absurda confrontación por la melanina que Petro ha pretendido imponer ha fracasado.

En Colombia, los negros, los blancos, los mestizos… no nos odiamos, por mucho que el presidente quiera convencernos de ello. Bien le vendría al doctor Petro ver un partido de la selección colombiana de fútbol para entender el alma colombiana: la excelente articulación y el formidable trabajo en equipo que realizan negros, blancos y mestizos por Colombia.

¡Más amor, unión y grandeza, imposible, señor presidente!

* Mayor General (R). Oficial General de la Reserva Activa.

Por Ramsés Muñoz M.

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Franz Rolando Flórez Fuya(62252)29 de septiembre de 2025 - 12:24 p. m.
Dice el columnista que "un partido de la selección colombiana de fútbol [muestra] el alma colombiana [por] el formidable trabajo en equipo que realizan negros, blancos y mestizos por Colombia". Es el discurso colonial de la armonía racial en clave de mestizaje, del siglo XIX, que intentó superar la nación de "pluriétnica y multicultural" de la Constitución de 1991, pero usando la diversidad para tapar la jerarquización y exclusión. Parece un texto señorial de Fernando Londoño Hoyos.
Eufrasio Guzmán Mesa(15235)29 de septiembre de 2025 - 07:36 a. m.
Muy bueno el análisis, desnuda un presidente que se cubre de los ropajes del momento para disfrazar, pero paradójicamente, hacer pública su megalomanía pueril, su irresponsabilidad política para ser el presidente de todos los colombianos. Se va convirtiendo en una Duce, aristócrata de pacotilla, que tanto daño han hecho con su populismo oscuro y sus ambiciones que desnudan una persona muy alejada de la visión social-demócrata que dice defender mientras instaura una "aristocracia" .
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