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En respuesta al editorial del 29 de diciembre de 2024, titulado “Joe Biden abusa de su poder”.
Visto así, desde perspectivas tan generales como las publicadas por ustedes, y tan a la distancia, la decisión del presidente Biden de perdonar a su hijo Hunter parece una acción antigua y lastimosa. Pero es necesario considerar los matices.
La actual Corte Suprema de los Estados Unidos, de abrumadora mayoría republicana, le entregó inmunidad total a Trump desde que fue juramentado como nuevo presidente. Tremendo cráter en esta democracia en veremos. Eso sí, la facultad de perdonar, concedida a los presidentes, si bien es un rezago de poderes absolutos, ha sido ejercida por todos los anteriores mandatarios y fue generosamente utilizada por Trump en su primer mandato, no precisamente para bien ni para hacer justicia. Por ejemplo, perdonó cualquier delito a sus hijos, dedicados a los negocios desde la Presidencia de entonces, sin restricciones ni vergüenzas.
En el caso de Biden, su hijo Hunter no estaba siendo procesado por el Departamento de Justicia, sino por una Cámara de Representantes dominada por los republicanos, quienes se dedicaron a tratar, por todos los medios, de ponerlo a las puertas de la cárcel por dos delitos que ya habían sido aclarados y saldados: la compra de un arma sin cumplir todos los requisitos y no haber presentado algunas declaraciones de renta en un periodo de su vida complicado por una adicción grave. El objetivo era, pues, meter a Hunter en la cárcel a como diera lugar, con tal de poner al presidente Biden contra la pared y desprestigiar su mandato. Una venganza.
Ahora, el mismo Trump ha corrido a pedir en público que Biden lo exonere de toda culpa en los procesos legales que se le siguen, de los cuales uno ya ha fallado en su contra: ha sido declarado culpable de 34 cargos de falsificación de registros comerciales en Nueva York. Aunque no tiene posibilidad de que Biden lo perdone, pide a gritos y sin pena alguna, solo para dejar mal parado al presidente actual. Sin embargo, podemos estar seguros de que el mismo Trump empezará a repartir perdones desde que llegue hoy, 20 de enero, a la Casa Blanca.
Biden protege a Hunter de la rabia maloliente de los republicanos, quienes sin duda seguirán empeñados en llevarlo a las puertas de la cárcel, aunque sea por dos delitos —llamados así en EE. UU.— ya suficientemente aclarados y saldados, como se dijo.
Obviamente, de acuerdo con los procedimientos ya habituales de los grandes medios en EE. UU., los errores que consideran de Biden tienen el mayor eco, mientras que las decisiones atravesadas e incluso ilegales de Trump pasan desapercibidas.
Por Carlos Uribe de los Ríos
