Publicidad

Violencia verbal e incitación al asesinato

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Gabriel Jaime Suárez A.
17 de noviembre de 2025 - 05:00 a. m.
"Señalar que se destruiría, destriparía o asesinaría al otro no solo es una forma verbal de violencia, sino que se está invitando a hacer realidad el hecho que se manifiesta hipotéticamente": Gabriel Jaime Suárez A.
"Señalar que se destruiría, destriparía o asesinaría al otro no solo es una forma verbal de violencia, sino que se está invitando a hacer realidad el hecho que se manifiesta hipotéticamente": Gabriel Jaime Suárez A.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

En respuesta al editorial del 2 de noviembre de 2025, titulado “Un básico de humanidad para la política, por favor”.

Bien intencionado el editorialista que escribe sobre la necesidad de un poco de humanidad para referirse a los contrincantes políticos. Sin embargo, sus buenas intenciones se desvanecen cuando intenta mostrar que en ambos lados del espectro político se cometen ligerezas y se usan formas indebidas para referirse al contrario. Aunque también es loable el intento de ecuanimidad al responsabilizar a ambos lados de tales improperios. Pero contrastar implica analizar las condiciones de comparabilidad: una cosa es señalar a alguien de ser “nazi”, “mala persona” o “esclavista”, y otra muy distinta es invitar al asesinato hipotético (el caso de la ex señorita Antioquia) o amenazar con destruir o destripar a la izquierda (en el hipotético caso de que De la Espriella sea elegido presidente).

En lo anterior, lo que está entre paréntesis es fundamental para mi argumento: tildar de nazi, esclavista o mala persona, etc., es un hecho, al menos como insulto; es un apelativo que puede constatarse o negarse, se puede demostrar o discutir y encarna un cierto grado de violencia. Pero señalar, enfáticamente en escenarios hipotéticos, que se destruiría, destriparía o asesinaría al otro no solo es una forma verbal de violencia, sino que, veladamente, se está invitando a hacer realidad el hecho que se manifiesta hipotéticamente. Y eso es algo tan significativo en Colombia como que una insinuación se entienda como una orden.

En otras palabras, ser directo al calificar un comportamiento como fascista o esclavista es el grado de humanidad que el señor periodista requiere; pero incitar a la eliminación del contrario es la perpetuación de la violencia intestina que hemos vivido en Colombia por décadas. Así que no se compara un hecho que se puede discutir (llamar a alguien fascista, sin nombrarlo), porque habría que demostrarlo, con decir que te van a destripar o a disparar porque tú, en particular, eres de izquierda. Allá se habla en abstracto de personas diversas; aquí se concreta un destinatario específico. En el primer caso se insulta, se ofende, se tilda —con certeza o falsamente—; en el segundo se amenaza, se advierte, se señala el propósito de aniquilar veladamente a alguien en particular.

Dicho esto, hay que tener en cuenta luego el contexto: en un país que legalmente no permite la pena de muerte, por derecho, no obstante, de hecho, se ha asesinado al contrario político —principalmente de izquierda— como modus operandi, como forma de zanjar las diferencias políticas.

El texto y el contexto son fuentes del análisis periodístico, mientras que las condiciones de comparabilidad temperan y le dan alcance al análisis. Así que humanicemos la pugna: démosle sentido al debate político con hechos y pruebas y dejemos de jugar el juego hipócrita de insinuar que seguimos siendo un país que se asesina por diferencias políticas.

Por Gabriel Jaime Suárez A.

Conoce más

Temas recomendados:

 

Amadeo Rodríguez Castilla(14786)17 de noviembre de 2025 - 10:27 p. m.
Olvida este señor mencionar el crimen de Miguel Uribe Turbay y las previas y malévolas insinuaciones que hizo Petro que, muchos dicen, incitaron a ese atroz crimen
Jorge López(60581)17 de noviembre de 2025 - 10:03 p. m.
Este parece puesto por Petro para dividir los votos de la derecha, como el finado títere y calanchín Rodolfo Hernández. Un abogado que como mercenario se entregó a cualquiera. Necesitamos ideas y no imitadores del León Milei,
Watasabi(56195)17 de noviembre de 2025 - 05:26 p. m.
Interesante diferenciación de Don Gabriel, pero necesitaría una mayor discusión si esos insultos sin llamar a la acción violenta no impulsan idéntico resultado. También que esos insultos y estigmatizaciones provengan desde la cúspide máxima del poder político y no desde simples aspirantes a él que buscan emocionar seguidores. ¿Y acaso enarbolar y romantizar la violencia de un grupo asesino como el M-19 y hacer llamados de “guerra a muerte” no termina siendo el mismo llamado a la acción violenta?
Berta Lucía Estrada(2263)17 de noviembre de 2025 - 12:59 p. m.
Locombia, país de espanto, nunca ha dejado de asesinar por razones ideológicas; y muy seguramente lo seguirá haciendo por lo menos durante 30 años más. La violencia de la extrema derecha es emulada por la la extrema izquierda. La apología del crimen es azuzada con los apelativos de "nazis y esclavistas" que salen de la Casa de Nari. La paz de Petro es una payasada; un remedo que le sirve a los violentos para tirarle leña al fuego.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.