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El papa populista contra el populismo

Antieditorial y Juan Holguin
14 de diciembre de 2020 - 03:00 a. m.

En respuesta al editorial del 11 de diciembre de 2020, titulado “El papa y los populistas”.

Llama la atención que el papa use precisamente un discurso populista para atacar o contradecir el populismo.

Las propuestas planteadas en la encíclica Fratelli Tutti son muestra de un populismo socialista camuflado en cristianismo y abnegación, donde se ataca la propiedad privada con miras a compartir con los demás, cuando la misma Iglesia católica, como organización, no contribuye a solucionar los problemas sociales, sino que acapara cada vez más dinero. Claro, se hacen obras, pero con dinero aportado por otras personas a través de fundaciones.

Es claro que el planeta debe ser cuidado y debemos tomar más conciencia de cómo lo estamos afectando, pero el planteamiento del papa es sencillamente infundir una especie de miedo con miras al establecimiento de un nuevo orden mundial donde él se postula como candidato a ser el líder político y espiritual.

Ser cristiano no se trata de hablar o alardear de ser allegado a los que tienen necesidades, o de imperar a los demás a suplirlas. Si a esto nos vamos, entonces él como líder mundial de la Iglesia no ha dado el mejor ejemplo.

No es sencillo compaginar cuando alguien habla así contra el populismo y por otro lado quiere reunirse con los grandes empresarios del mundo para entablar un supuesto pacto humanitario por un mundo más equitativo y buscando igualdad, pero sería más bien una igualdad donde todos somos igual de necesitados o dependientes del supergobierno, mientras unos pocos tienen excesivamente, es decir, eliminar la clase media.

También en su encíclica habla sobre restringir o controlar los grupos que incitan a la “violencia verbal” por medios electrónicos, algo que parece más un ataque a la libertad de expresión y, en su momento, a la libertad de prensa, contra los que llegaran a ser detractores de sus propuestas o su idealismo del mundo. Esto mismo es lo que ocurre actualmente en Venezuela, para no ir lejos, donde con excusas de control se restringieron las libertades, lo cual conllevó a la dictadura que hoy se vive.

Hablar de romper fronteras y permitir la migración sin control es un gran punto de populismo, donde se supone que todos en el mundo tendríamos derecho de ir a donde nos plazca sin que los líderes de cada país puedan o deban intervenir en ello. Esto, lejos de ser un punto de unidad y fraternidad, sería meramente un descontrol de la población mundial que redundaría en el caos y la caída económica mundial.

Todo en sus discursos suena tan bien y sus palabras están tan bien seleccionadas, que inicialmente uno podría pensar que tiene toda la razón. Pero un análisis más profundo puede llevar a entender completamente lo contrario. Basta con mirar que no todos los sectores católicos están de acuerdo con él en sus planteamientos.

Parece que el populismo es malo si viene instigado por alguien que no sea el mismo papa. Nada más populista que los discursos de Francisco.

Por Juan Holguin

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NiDictaduraDeVotosNiDemocraciaDeBotas(13232)15 de enero de 2021 - 12:10 a. m.
Y después hay quienes dicen que eso de «más papistas que el papa» es dolamente un dicho... Aquí está la evidencia de que cuando la institución religiosa hace un pequeñísimo giro en favor de las mayorías, los detentadores de los innumerables privilegios que la iglesia lleva 2000 años protegiendo se ponen histéricos y se vuelven contra su mejor aliado, sobre el cual han basado su dominación..
Bueno Bueno(20426)17 de diciembre de 2020 - 12:15 a. m.
Este papa Francisco (y en cierta medida Juan XXIII) son los únicos que se han preocupado no por que brille una institución o por hacerla rica sino por el ser humano, por el planeta que es el legado de Dios, en eso ha seguido a Cristo. Apoyó el acuerdo de paz y trató de conciliar al matarife con Santos, no lo logró gracias a la perfidia del primero.
rodrigo(3173)14 de diciembre de 2020 - 09:06 p. m.
Juan, me inclino por creer que usted debe ser pastor de uno de los tantos grupos de avivatos llamados cristianos.
Atenas(06773)14 de diciembre de 2020 - 06:26 p. m.
¡Atinado antieditorial! La malevolencia de quien predica no estriba en lo q' pretende cuestionar como sí en saberse q' igual incurre en lo q' repudia, mas sabe hacerse el loco. Y en ese lodazal de opiniones con intereses subrepticios, J.Bergoglio, desde cuando ofició en Argentina y muy bien lo supo hacer al lado de los Kirchner y ahora con Venezuela, es campeón. Obsérvese ambas naciones hoy.
Bernardo(31155)14 de diciembre de 2020 - 03:38 p. m.
Excelente ANTIEDITORIAL. Sobre todo porque viene de un aparente "creyente" que, a mi juicio, es mejor un PENSANTE. El Vaticano es un Estado autoritario, violento, militarizado, dictatorial que carece de autoridad moral para predicar fórmulas políticas. El populismo es el MEJOR DISFRAZ del pobrismo, única doctrina que le sirve a los curas porque garantiza limosnas ad infinitum.
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