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La crisis de energía en el Caribe viene de atrás


Bernardo Congote

27 de mayo de 2024 - 12:00 a. m.

En respuesta al editorial del 15 de mayo de 2024, titulado “El corto y mediano plazo de la energía en el Caribe”.

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El editorialista de El Espectador habría sido inducido al error. Comenzando porque pretende diagnosticar el decenal problema energético de la costa Atlántica solo con datos del año 2023. Arriesga errar el editorial omitiendo mirar hacia los años 70-80 del siglo pasado, cuando los partidos políticos costeños quebraron (¿se robaron?) a las siete empresas departamentales de energía, e ignorando que desde los años 90 hasta el presente las empresas prestadoras de energía han estado en crisis: primero, comenzando los 2000 (Electricaribe y Electrocosta) y, luego, quebrando en 2016 (Electricaribe). Y omitiendo, entre otras, que esa región se ufana de practicar “la cultura del no pago” asumiendo que la energía debería ser, si no gratuita, pagada al capricho del consumidor. “Cultura” que cobija a costeños de todos los estratos.

¿Es cierto o falso que en el Country Club de Barranquilla se discutía jocosamente cuál de los constructores locales diseñaba el mejor sistema para robarles energía a las empresas prestadoras? ¿Qué veracidad tendría así la afirmación editorial de que “los habitantes de la región Caribe llevan muchos años de frustración y tarifas indignas”? ¿Frustración? ¿Indignidad? ¿Acaso lo frustrante no es que ahora todos los colombianos estemos pagando gran parte de las deudas que dejó Electricaribe para ser subastada en 2020? ¿Acaso lo indigno no es que los costeños sean los únicos colombianos que no pagan o se ufanan de no pagar la energía eléctrica? ¿Acaso no es indigno ni frustrante que, por tercera vez en 40 años, la cultura del no pago otra vez esté a punto de quebrar a Air-e y Afinia, nuevas empresas que operan la prestación del servicio? ¿No es indigno ni frustrante que estas empresas estén en crisis ahora mismo, apenas cuatro años después de la citada subasta? ¿No es indigno ni frustrante que los costeños nos echen el cuento de pagar tarifas “indignas”, cuando un 20 % de los usuarios cometen robos contra su sistema energético? ¿Olvidan en el Caribe que en 2020, cuando EPM y la Empresa de Energía de Pereira ganaron la subasta del servicio, se “adelantó el carnaval” sin que se crearan mecanismos para evitar el robo continuo ciudadano? ¿Olvidan los costeños que, habiéndose tomado 30 años para salir de la primera quiebra politiquera, se tomaron solo 18 para quebrar a Electricaribe y ahora solo cuatro para volver a quebrar a los nuevos prestadores? ¿Indignación? ¿Frustración? ¿Por qué ninguna solución de corto plazo supone que los costeños (como sí los paisas, bogotanos, vallecaucanos o tolimenses) paguen la energía que consumen? ¿Y se ponen “dignos”?

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¿De dónde argumenta el editorial que la temperatura del Caribe sea una “explicación” de la crisis? ¿Acaso no son Bogotá, Tunja y Pasto las únicas tres urbes frías de Colombia? ¡Por favor! ¿Por qué ninguna solución incluye que los legisladores conservadores y liberales costeños tengan el valor de mostrarse cómplices de esta crisis sin fin? ¿Y se sienten “frustrados”? ¿Indignados?

* Exasesor del despacho de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, 2003-2007.

Por Bernardo Congote

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