Respecto a su editorial del pasado Pasado viernes 19 de diciembre, titulado “De por vida”, quiero manifestar mi desacuerdo con los argumentos esgrimidos por el periódico, en donde expresa su oposición al establecimiento de la prisión perpetua para violadores y asesinos de niños.
Calificar de simplista una propuesta que trabajó por años mi mamá, Gilma Jiménez (QEPD), es desproporcionado e injusto. Máxime cuando el Estado colombiano y los principales opositores a la prisión perpetua no han presentado en concreto ninguna propuesta que permita frenar la violencia que viven millones de niños en Colombia. En efecto, desde 2006, cuando mi mamá presentó a consideración del Congreso un acto legislativo para poder imponer esta pena, en materia de política criminal no se ha aprobado nada para cumplir con el mandato constitucional de protegerlos.
La propuesta de instaurar la prisión perpetua para castigar los delitos atroces cometidos contra los niños no fue presentada por Gilma Jiménez en medio de una coyuntura, o de un caso en particular.
Fueron años de conocimiento del tema, de atender casos, de estudiar los procesos y de conocer a profundidad las cifras. Como concejal fue autora de proyectos de acuerdo encaminados al respeto de los derechos de los niños, como los recordados Muros de la Infamia. Ella denunció toda su vida cómo el Estado, después de decretar una medida de protección, devuelve los niños a sus familias, exponiéndolos a que los vuelvan a violar, maltratar y hasta asesinar. Demostró incansablemente que las mayores víctimas de violencia sexual son los niños, de los 20.000 dictámenes que realiza Medicina Legal cada año por presunto delito sexual, 16.000 son en menores de 14 años y 2.500 en bebés menores de 4 años.
Me parece irresponsable que se siga hablando del principio resocializador de la pena, cuando el Estado no puede garantizar que eso se cumpla. Ninguna entidad del Estado certifica hoy esa resocialización. No podemos arriesgar a los niños por el afán de defender unos principios que somos incapaces de cumplir. Que otros rescaten violadores y asesinos de niños, que la mayoría de los colombianos rescatamos a los niños. Los daños que les causan estos hampones son para toda la vida. Y si nos atenemos a uno de los principios del derecho penal, en cuanto a que la pena debe ser proporcional al daño causado, pues lo más justo es que estos delincuentes paguen cárcel para toda la vida.
Es tan urgente la instauración de la prisión perpetua, así como la posterior modificación de los Códigos Penal y de Procedimiento Penal. Debe haber una justicia especializada cuando los niños sean las víctimas. Las condenas que tenemos actualmente no sirven: ninguna por violencia sexual es de 60 años. El responsable de violar cuatro niños en Ciudad Bolívar no recibiría esa condena. Muchos jueces, acudiendo al principio de igualdad ante la ley, otorgan beneficios a los violadores, cuando está prohibido por el Código de Infancia.
Yo sigo en la lucha. El presidente Santos se comprometió conmigo a radicar el proyecto que convoca el referendo que trabajó toda su vida mi mamá, para que finalmente sean los colombianos, a través de su voto, quienes decidan sobre este tema. Yo, al igual que El Espectador, tengo sueños sobre el país que quiero. Y ese país que sueño, es un país donde verdaderamente los niños sean los más privilegiados. Con la prisión perpetua no hay premura de venganza, como lo dice el periódico, hay premura de una verdadera justicia para nuestros niños.
* Yohana S. Jiménez , hija de Gilma Jiménez (QEPD). La defensora de los NIÑ@S.
Respecto a su editorial del pasado Pasado viernes 19 de diciembre, titulado “De por vida”, quiero manifestar mi desacuerdo con los argumentos esgrimidos por el periódico, en donde expresa su oposición al establecimiento de la prisión perpetua para violadores y asesinos de niños.
Calificar de simplista una propuesta que trabajó por años mi mamá, Gilma Jiménez (QEPD), es desproporcionado e injusto. Máxime cuando el Estado colombiano y los principales opositores a la prisión perpetua no han presentado en concreto ninguna propuesta que permita frenar la violencia que viven millones de niños en Colombia. En efecto, desde 2006, cuando mi mamá presentó a consideración del Congreso un acto legislativo para poder imponer esta pena, en materia de política criminal no se ha aprobado nada para cumplir con el mandato constitucional de protegerlos.
La propuesta de instaurar la prisión perpetua para castigar los delitos atroces cometidos contra los niños no fue presentada por Gilma Jiménez en medio de una coyuntura, o de un caso en particular.
Fueron años de conocimiento del tema, de atender casos, de estudiar los procesos y de conocer a profundidad las cifras. Como concejal fue autora de proyectos de acuerdo encaminados al respeto de los derechos de los niños, como los recordados Muros de la Infamia. Ella denunció toda su vida cómo el Estado, después de decretar una medida de protección, devuelve los niños a sus familias, exponiéndolos a que los vuelvan a violar, maltratar y hasta asesinar. Demostró incansablemente que las mayores víctimas de violencia sexual son los niños, de los 20.000 dictámenes que realiza Medicina Legal cada año por presunto delito sexual, 16.000 son en menores de 14 años y 2.500 en bebés menores de 4 años.
Me parece irresponsable que se siga hablando del principio resocializador de la pena, cuando el Estado no puede garantizar que eso se cumpla. Ninguna entidad del Estado certifica hoy esa resocialización. No podemos arriesgar a los niños por el afán de defender unos principios que somos incapaces de cumplir. Que otros rescaten violadores y asesinos de niños, que la mayoría de los colombianos rescatamos a los niños. Los daños que les causan estos hampones son para toda la vida. Y si nos atenemos a uno de los principios del derecho penal, en cuanto a que la pena debe ser proporcional al daño causado, pues lo más justo es que estos delincuentes paguen cárcel para toda la vida.
Es tan urgente la instauración de la prisión perpetua, así como la posterior modificación de los Códigos Penal y de Procedimiento Penal. Debe haber una justicia especializada cuando los niños sean las víctimas. Las condenas que tenemos actualmente no sirven: ninguna por violencia sexual es de 60 años. El responsable de violar cuatro niños en Ciudad Bolívar no recibiría esa condena. Muchos jueces, acudiendo al principio de igualdad ante la ley, otorgan beneficios a los violadores, cuando está prohibido por el Código de Infancia.
Yo sigo en la lucha. El presidente Santos se comprometió conmigo a radicar el proyecto que convoca el referendo que trabajó toda su vida mi mamá, para que finalmente sean los colombianos, a través de su voto, quienes decidan sobre este tema. Yo, al igual que El Espectador, tengo sueños sobre el país que quiero. Y ese país que sueño, es un país donde verdaderamente los niños sean los más privilegiados. Con la prisión perpetua no hay premura de venganza, como lo dice el periódico, hay premura de una verdadera justicia para nuestros niños.
* Yohana S. Jiménez , hija de Gilma Jiménez (QEPD). La defensora de los NIÑ@S.