Sugerencias para un presidente

Antieditorial
02 de septiembre de 2019 - 05:00 a. m.

Por Cristhian C. Camargo

En respuesta al editorial del 30 de agosto de 2019, titulado “La paz sigue con los que apuestan por ella”.

Empecemos por el final. Este antieditorial no se desmarca de la tesis fundamental de que se ha de seguir “apostándole a la paz”. No obstante, considero necesario hacer unas breves anotaciones.

No. Iván Márquez no busca dar un “golpe de terrorismo mediático”. Nos encontramos, en todo caso, ante el desarrollo de un plan orquestado durante al menos un año, en donde una disidencia débil y fracturada, desideologizada y dispersa, se encuentra ad portas de convertirse en una guerrilla que pretende, bajo la estela de Bolívar, dotar de un cariz político a una parranda de bandidos.

¿Cuáles son las justas proporciones que merece este anuncio? Desde luego, no debemos maximizarlo, no nos encontramos ante una “segunda Marquetalia”, pero tampoco podemos minimizar este escenario, y es por ello que cabe recordar dos cuestiones fundamentales que pueden marcar el devenir de esta insurgencia y del país para las próximas décadas: recordemos, en primer lugar, que fue Iván Márquez quien obtuvo la votación más alta en el Congreso fundacional del otrora “nuevo partido”, dejando en un quinto lugar a Rodrigo Londoño en la conformación de la dirección nacional del partido. Junto a este hecho tenemos la elección del nombre del partido, en donde se impuso mediante la votación de la guerrillerada el nombre impulsado por Iván Márquez (FARC) frente a la propuesta de Timo (Nueva Colombia). Evidentemente, eso no quiere decir que todos los desmovilizados vayan a retomar las armas, pero sí demuestra el aprecio y respeto que gran parte de los antiguos guerrilleros guardan por Iván Márquez.

El segundo factor digno de mención es el abandono de los ETCR por parte del Gobierno, pues no cabe duda que Márquez pretenderá conformar sus huestes con los exguerrilleros que habitan estas zonas. Muy equivocado está el presidente Iván Duque si piensa que este problema se soluciona poniéndole precio a la cabeza de Iván Márquez. En la presente coyuntura, el presidente solo tiene dos caminos para empezar a labrar (más vale tarde que nunca) la razón de Estado que caracterizará a su gobierno para la posteridad: me remito a Maquiavelo al decir que la patria ha de defenderse con ignominia o con gloria. ¿Emprenderá Iván Duque una guerra sin cuartel que solo encuentre su final en la conquista del monopolio de la violencia por parte del Estado colombiano? ¿Asumirá que ha de cumplir los acuerdos firmados con la extinta Farc-EP, prestando especial esfuerzo a conseguir una reincorporación exitosa a la vida civil por parte de los excombatientes?

Presidente, tiene la palabra y solo dos opciones inmediatas. Diga algo y actúe en consecuencia.

* Politólogo de la Universidad Complutense de Madrid.

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