Yo creo que si de seriedad y sensatez se trata, no habría por qué negarlas en principio a parejas constituidas por homosexuales.
¿Quién quita que personas con buena formación y bien educadas, que han definido su inclinación sexual hacia personas del mismo sexo, puedan constituir una comunidad familiar seria y sensata, con capacidad de entrega y compromiso para educar a los posibles hijos propios o a los adoptados?
Discúlpeme, padre Llano, pero no se trata (tal como apareció su frase en El Espectador, la semana pasada, en la sección “De labios para afuera”) de ese tipo de valores que, al fin y al cabo, son bien subjetivos —¿quién mide y cómo la seriedad y la sensatez en una pareja?—. Se trata más bien, creo yo, de imagen, desempeño, roles, funciones, papeles, que corresponden al padre y a la madre que podríamos llamar tradicionales.
Por lo que parece, una buena educación, según la psicología, responde a la imagen paterna como depositaria de los principios, de la autoridad, de la firmeza, el apoyo y la seguridad requeridos para una futura madurez; y a una imagen materna que encarna lo cálido, los sentimientos, la raíz afectiva más profunda que el hombre mantiene hasta la muerte y más allá.
¿Pueden estos imaginarios de la psicología tradicional ser sustituidos en las parejas homosexuales? No lo creo. En todo caso, tendrían que demostrarlo y la psicología más exigente someterlas a examen.
Francisco Tostón de la Calle. Bogotá.
No aprovechan
No aprovecharon los periodistas la “rueda de prensa” con los cabecillas de la Farc para indagar acerca de los paraísos fiscales en donde tienen acumuladas sus cuantiosas fortunas, fruto del narcotráfico, extorsiones y despojos de tierras.
Y a alias Sandra Ramírez la ‘ex’ de Tirofijo, por el asesinato de los sepultureros del cabecilla Manuel Marulanda.
Roberto Idárraga. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.
Yo creo que si de seriedad y sensatez se trata, no habría por qué negarlas en principio a parejas constituidas por homosexuales.
¿Quién quita que personas con buena formación y bien educadas, que han definido su inclinación sexual hacia personas del mismo sexo, puedan constituir una comunidad familiar seria y sensata, con capacidad de entrega y compromiso para educar a los posibles hijos propios o a los adoptados?
Discúlpeme, padre Llano, pero no se trata (tal como apareció su frase en El Espectador, la semana pasada, en la sección “De labios para afuera”) de ese tipo de valores que, al fin y al cabo, son bien subjetivos —¿quién mide y cómo la seriedad y la sensatez en una pareja?—. Se trata más bien, creo yo, de imagen, desempeño, roles, funciones, papeles, que corresponden al padre y a la madre que podríamos llamar tradicionales.
Por lo que parece, una buena educación, según la psicología, responde a la imagen paterna como depositaria de los principios, de la autoridad, de la firmeza, el apoyo y la seguridad requeridos para una futura madurez; y a una imagen materna que encarna lo cálido, los sentimientos, la raíz afectiva más profunda que el hombre mantiene hasta la muerte y más allá.
¿Pueden estos imaginarios de la psicología tradicional ser sustituidos en las parejas homosexuales? No lo creo. En todo caso, tendrían que demostrarlo y la psicología más exigente someterlas a examen.
Francisco Tostón de la Calle. Bogotá.
No aprovechan
No aprovecharon los periodistas la “rueda de prensa” con los cabecillas de la Farc para indagar acerca de los paraísos fiscales en donde tienen acumuladas sus cuantiosas fortunas, fruto del narcotráfico, extorsiones y despojos de tierras.
Y a alias Sandra Ramírez la ‘ex’ de Tirofijo, por el asesinato de los sepultureros del cabecilla Manuel Marulanda.
Roberto Idárraga. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.