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Colombia no necesita un dictador
Estoy de acuerdo con el editorial del 14 de septiembre, titulado “Inquieta la hostilidad del presidente con el poder local”. Al señor presidente se le olvidó que Colombia es una democracia estructurada en poderes independientes, en la que ninguno de ellos es jefe del otro. El presidente en Colombia no es el jefe de los alcaldes, quienes son elegidos popularmente en votaciones; tampoco es el jefe de los gobernadores, ni del fiscal general de la Nación.
En su actitud de dictador “chimbo” que cree ser obstetra, se considera el jefe y dueño del país, como si toda actividad —financiera, política o jurídica— debiera pasar por su conocimiento y requerir su decisión final, como si se tratara de un régimen autoritario.
Señor presidente Petro: respete las instituciones y la clara y determinante separación de poderes. No se inmiscuya en lo que no le corresponde y es competencia autónoma de otra institución. Usted no es el dueño del país. Respete la separación de poderes que consagra la Constitución Colombiana. Deje esos criterios para Nicolás Maduro en Venezuela, o Daniel Ortega en Nicaragua. A nadie en Colombia le queda bien actuar como dictador, como usted pretende.
Por eso, ahora que termina su periodo de cuatro años como presidente, se evidencia que no cumplió con ninguno de los cambios que prometió. Deja una nación quebrada, con un enorme déficit fiscal y con una corrupción tan escandalosa y descarada, que augura su derrota política total el año entrante.
Ovidio Durango
Un editorial sobre la JEP y la reconciliación
El editorial del domingo 21 de julio, sobre las sentencias JEP como primer paso a la reconciliación, es un aporte sereno, profundo y pedagógico para que se comprenda el significado de la justicia transicional y restaurativa que se acordó entre el Estado y las FARC al firmar la paz. El texto reconoce el enorme trabajo de los magistrados de la JEP y la centralidad que han tenido las víctimas en este proceso y con suficiente claridad deja planteadas las tareas que quedan por delante. El sistema de verdad, justicia, reparación y no repetición establecido por Colombia en el Acuerdo de Paz ha sido señalado por la comunidad internacional como un ejemplo significativo para resolver conflictos armados en que se cometieron crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Como ustedes bien dicen, no es impunidad ni tragada de sapos. Supone una sociedad madura y con grandeza, dispuesta a la reconciliación.
Francisco de Roux, sacerdote jesuita y antiguo presidente de la Comisión de la Verdad.
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