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Cartas sobre Palacio de Justicia, universidad de la Procuraduría e infiltración en el Estado

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09 de diciembre de 2025 - 05:00 a. m.
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Ecos de la Guerra Civil Española en Colombia

En respuesta al editorial del 6 de noviembre, titulado “¿Y si aprendemos de la horrible historia del Palacio de Justicia?”: “En todas las guerras, y más en las civiles, se desencadenan toda suerte de atrocidades por uno y otro bando contendiente. Dividir a estos en buenos y malos resulta un maniqueísmo absurdo”, reflexión del historiador Francisco Luis Cardona sobre la toma del Alcázar de Toledo, en la que se enfrentaron nacionalistas y republicanos durante la Guerra Civil Española. Que lo sucedido en el Palacio de Justicia no se repita es dudoso, cuando un expresidente como Álvaro Uribe exaltó al coronel Alfonso Plazas como “honorable candidato” al Congreso por su partido, el Centro Democrático, al igual que lo hicieron sectores de La U y del Partido Liberal. O cuando María Fernanda Cabal, senadora de ese mismo partido, afirma que el exterminio de los miembros de la Unión Patriótica fue una sanguinaria guerra entre ellos mismos.

Baltasar Quijano


Un editorial oportuno sobre la universidad de la Procuraduría

Alabo el editorial del 15 de noviembre, titulado “Presidente Petro, objete la universidad de la Procuraduría”. Se dijo con claridad que ningún congresista se atrevería a denunciar para no causarle enojo al poderoso procurador, quien, amparado en su potestad sancionatoria, los constriñe implacablemente. Exhiben así su genuflexión frente a una entidad costosa, burocrática y politiquera, que solo usa el garrote a conveniencia del sanedrín político y con la gula insaciable de alimentarse del escaso ponqué burocrático.

Rodrigo Valencia Restrepo


La desestabilización pasiva más grave en nuestra historia

A propósito del editorial del 25 de noviembre, titulado “Gravísima denuncia de infiltración al Estado colombiano”. Las pruebas de la infiltración en las altas esferas institucionales por parte de las disidencias de las FARC, así como las revelaciones de Iván Mordisco sobre la financiación de la campaña de Gustavo Petro y Francia Márquez, son contundentes, y resultan exigibles las investigaciones pertinentes para aclarar lo que es, sin duda, la más grave desestabilización pasiva y emergente que Colombia haya tenido en toda su historia. No obstante, es solo una arista del cubo: ahora la línea gruesa está en las movidas y nombramientos de militares afines al gobierno, así como en el llamado a calificar servicios de militares considerados no afines.

Y surge el tenebroso interrogante: ¿el general Huertas y el funcionario Mejía del DNI estaban subrepticiamente conformando un ejército leal al gobierno? ¿Con qué propósito?

Emel Jiménez Ochoa

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