Con el arriesgado pero claramente efectista título “Nadie mató a Colmenares” (El Espectador, sábado 17/11/12), el periodista José Monsalve, enaltecido con el premio Simón Bolívar en unión de otros tres excolegas de Semana, por el aterrador informe “La barbarie que no vimos”, decidió hacer sus impactantes aportes a la más emblemática “novela real” de los colombianos.
De acuerdo con los apartes del libro publicados por El Espectador, la tesis del investigador apunta a que Luis Andrés “no fue asesinado, como reitera la Fiscalía, sino que murió por accidente”. En tal dirección es que utiliza, con objetable acierto, los segmentos de tiempo que condujeran a la fatídica muerte del estudiante uniandino. En particular, cuando afirma que el lapso en el que Moreno y Colmenares estuvieron ausentes (esto es, lejos de la mirada de los demás implicados) hace imposible afirmar que en tan “mínimo segmento” (menos de diez minutos, acaso ocho, según él), se hubiera consumado “el crimen que la Fiscalía está empeñada en presentar, así no consiga descifrarlo”. Falta saber qué dice sobre los golpes con objeto contundente que recibiera en su cabeza Luis Andrés, según la segunda experticia forense.
En cuanto a la entrevista, es claro que sus respuestas resultaron reveladoras. Primeramente, porque al contestar a la inquietud sobre el riesgo de asegurar que se trató de un accidente cuando aún no ha comenzado el juicio, deja la impresión de estar tratando de poner a salvo su libro de los perniciosos efectos del “fenómeno de la inmediatez”. A continuación, porque al manifestar que no percibe al fiscal González como un “héroe nacional”, podría estar alentando a las otras “barras bravas” a considerar válidos sus no menos extravagantes calificativos. Y por último, porque al contestar a la pregunta de por qué estimaba que el caso Colmenares atrajera mayor interés que el carrusel de la contratación o la masacre de Santa Rosa de Osos, deja el mal sabor de estar tratando de hacer creer que su aventurada hipótesis habrá de romper “el círculo vicioso en el que al final el criterio y la información de calidad resultan sacrificados”.
Lo que realmente resulta una verdad incontrovertible es el penoso hecho de que la familia del infortunado Luis Andrés tenga que seguir padeciendo inmerecidamente tanta sal en sus heridas.
Ramón Francisco García. Ocaña.
Fe de erratas
En la nota del día de ayer titulada “Los recicladores de la Sierra Nevada” se menciona a la Fundación Natura como uno de los cooperantes del programa Sierra Viva. Dicha entidad no hace parte de este proyecto. Fue confundida con la empresa de origen brasileño Natura Cosméticos, que sí hace parte de dicho programa desde hace dos años. Caso Colmenares
Con el arriesgado pero claramente efectista título “Nadie mató a Colmenares” (El Espectador, sábado 17/11/12), el periodista José Monsalve, enaltecido con el premio Simón Bolívar en unión de otros tres excolegas de Semana, por el aterrador informe “La barbarie que no vimos”, decidió hacer sus impactantes aportes a la más emblemática “novela real” de los colombianos.
De acuerdo con los apartes del libro publicados por El Espectador, la tesis del investigador apunta a que Luis Andrés “no fue asesinado, como reitera la Fiscalía, sino que murió por accidente”. En tal dirección es que utiliza, con objetable acierto, los segmentos de tiempo que condujeran a la fatídica muerte del estudiante uniandino. En particular, cuando afirma que el lapso en el que Moreno y Colmenares estuvieron ausentes (esto es, lejos de la mirada de los demás implicados) hace imposible afirmar que en tan “mínimo segmento” (menos de diez minutos, acaso ocho, según él), se hubiera consumado “el crimen que la Fiscalía está empeñada en presentar, así no consiga descifrarlo”. Falta saber qué dice sobre los golpes con objeto contundente que recibiera en su cabeza Luis Andrés, según la segunda experticia forense.
En cuanto a la entrevista, es claro que sus respuestas resultaron reveladoras. Primeramente, porque al contestar a la inquietud sobre el riesgo de asegurar que se trató de un accidente cuando aún no ha comenzado el juicio, deja la impresión de estar tratando de poner a salvo su libro de los perniciosos efectos del “fenómeno de la inmediatez”. A continuación, porque al manifestar que no percibe al fiscal González como un “héroe nacional”, podría estar alentando a las otras “barras bravas” a considerar válidos sus no menos extravagantes calificativos. Y por último, porque al contestar a la pregunta de por qué estimaba que el caso Colmenares atrajera mayor interés que el carrusel de la contratación o la masacre de Santa Rosa de Osos, deja el mal sabor de estar tratando de hacer creer que su aventurada hipótesis habrá de romper “el círculo vicioso en el que al final el criterio y la información de calidad resultan sacrificados”.
Lo que realmente resulta una verdad incontrovertible es el penoso hecho de que la familia del infortunado Luis Andrés tenga que seguir padeciendo inmerecidamente tanta sal en sus heridas.
Ramón Francisco García. Ocaña.
Fe de erratas
En la nota del día de ayer titulada “Los recicladores de la Sierra Nevada” se menciona a la Fundación Natura como uno de los cooperantes del programa Sierra Viva. Dicha entidad no hace parte de este proyecto. Fue confundida con la empresa de origen brasileño Natura Cosméticos, que sí hace parte de dicho programa desde hace dos años. Caso Colmenares