Antes de abordar el tema, quiero felicitarlos por la publicación de este y tantos otros artículos que presentan algunos de los problemas y las injusticias que agobian a esta querida patria, temas que pocos en los medios de comunicación tienen la valentía de siquiera mencionar.
Después de leer el artículo y ver en internet el video “Documental 9.70 de Victoria Solano, versión Youtube”, me llené de indignación al conocer la casi inconcebible injusticia que representa la resolución 970 del ICA de 2010, que prohíbe a los campesinos guardar y sembrar las semillas que ellos mismos produjeron y los obliga a comprarlas al oligopolio estadounidense dominado por la compañía Monsanto. Ver cómo el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía agredió a campesinos que no estaban armados y confiscó y destruyó miles de toneladas del arroz que esos campesinos colombianos habían guardado como semillas para la próxima cosecha es aterrador; estos hechos constituyen un crimen que no tiene perdón.
Todo esto para cumplir con cláusulas del TLC que increíblemente nuestro gobierno se esforzó en firmar debiendo saber que con él destruían nuestra agricultura y la industria colombiana.
El TLC no tiene nada que ver con un comercio libre. Si el comercio fuese libre, un tratado se firmaría después de un día de conversaciones, no después de años de negociaciones. Era obvio desde el comienzo de las negociaciones que Colombia iba a salir perdiendo en cualquier negociación con los Estados Unidos. No hay sino que repasar la historia de Colombia y ver cómo se ha disminuido el territorio nacional por la indiferencia, ineptitud o corrupción de nuestros gobiernos y sus negociadores, mientras que los Estados Unidos rara vez pierden, pues negocian con total conocimiento del tema y dedicación absoluta.
Cualquier persona con un mínimo de conocimiento acerca de la agricultura, la ganadería y el campo en general en Colombia debía saber que permitir el libre acceso de productos agrícolas y de la ganadería y la avicultura de los Estados Unidos o Europa, muchos de ellos subsidiados, arruinaría a los productores en Colombia.
El TLC, así como está aprobado, destruirá al campesino colombiano.
Ojalá El Espectador encabezara una campaña para derogar la resolución 970 del ICA lo antes posible, y también para forzar una renegociación de los funestos TLC con Estados Unidos y Europa.
Guenther W. Roppel. Bogotá.
Antes de abordar el tema, quiero felicitarlos por la publicación de este y tantos otros artículos que presentan algunos de los problemas y las injusticias que agobian a esta querida patria, temas que pocos en los medios de comunicación tienen la valentía de siquiera mencionar.
Después de leer el artículo y ver en internet el video “Documental 9.70 de Victoria Solano, versión Youtube”, me llené de indignación al conocer la casi inconcebible injusticia que representa la resolución 970 del ICA de 2010, que prohíbe a los campesinos guardar y sembrar las semillas que ellos mismos produjeron y los obliga a comprarlas al oligopolio estadounidense dominado por la compañía Monsanto. Ver cómo el Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía agredió a campesinos que no estaban armados y confiscó y destruyó miles de toneladas del arroz que esos campesinos colombianos habían guardado como semillas para la próxima cosecha es aterrador; estos hechos constituyen un crimen que no tiene perdón.
Todo esto para cumplir con cláusulas del TLC que increíblemente nuestro gobierno se esforzó en firmar debiendo saber que con él destruían nuestra agricultura y la industria colombiana.
El TLC no tiene nada que ver con un comercio libre. Si el comercio fuese libre, un tratado se firmaría después de un día de conversaciones, no después de años de negociaciones. Era obvio desde el comienzo de las negociaciones que Colombia iba a salir perdiendo en cualquier negociación con los Estados Unidos. No hay sino que repasar la historia de Colombia y ver cómo se ha disminuido el territorio nacional por la indiferencia, ineptitud o corrupción de nuestros gobiernos y sus negociadores, mientras que los Estados Unidos rara vez pierden, pues negocian con total conocimiento del tema y dedicación absoluta.
Cualquier persona con un mínimo de conocimiento acerca de la agricultura, la ganadería y el campo en general en Colombia debía saber que permitir el libre acceso de productos agrícolas y de la ganadería y la avicultura de los Estados Unidos o Europa, muchos de ellos subsidiados, arruinaría a los productores en Colombia.
El TLC, así como está aprobado, destruirá al campesino colombiano.
Ojalá El Espectador encabezara una campaña para derogar la resolución 970 del ICA lo antes posible, y también para forzar una renegociación de los funestos TLC con Estados Unidos y Europa.
Guenther W. Roppel. Bogotá.