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Palabras profundas

Cartas de los lectores

24 de julio de 2025 - 12:00 a. m.

En estos tiempos del Señor en los que deben escucharse tantos discursos, declaraciones, mensajes, entrevistas, debates y similares llenos de lugares comunes, expresiones vulgares, palabras, palabras y más palabras sin mayor contenido, resulta gratificante leer el discurso pronunciado por Bárbara Muelas Hurtado, primera mujer indígena —perteneciente a la comunidad misak— en entrar a la Academia Colombiana de la Lengua. En el desarrollo del mismo, Bárbara utiliza el término profundo, profunda o profundidad alrededor de 12 veces, cuestión que me lleva a pensar que ella misma simboliza la profundidad, porque encaja en la definición que se hace acerca de una persona profunda como “alguien que tiene una gran capacidad de penetración o comprensión en sus pensamientos y acciones…”; encaja muy bien en la personalidad de una mujer que toda su vida —ya tiene 80 años— no ha hecho más que reflexionar intensamente sobre los diversos aspectos de la vida de su propia comunidad y de los pueblos afines con respecto al resto del mundo.

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Es envidiable conocer la experiencia de vida de Bárbara Muelas para vencer el silencio impuesto por sus ancestros y convertirse en una vocera, ya no únicamente de sus raíces indígenas, sino también de la mujer que ha luchado, lucha y continúa luchando en la mayor parte de las culturas del mundo para tener su propia voz y reclamar su identidad y su justo lugar en los distintos niveles de la sociedad. La llegada de una mujer indígena a la Academia Colombianas de la Lengua es un triunfo muy significativo y alienta a crear conciencia para que toda actividad y tarea desarrollada por una mujer sea respetada, a partir de un fogón, por ejemplo, desde donde se aprende a conversar, resolver conflictos y trasmitir los saberes ancestrales, como lo explica sabiamente Bárbara Muelas Hurtado.

Cada párrafo de este discurso es una lección de vida para una sociedad que, como la colombiana, se está acostumbrando a escuchar todos los días conceptos superficiales sobre aspectos vitales del ciudadano. Líderes de todos los ámbitos deben cuidar mucho sus palabras cuando se dirigen al resto del mundo. Es cuestión de ética y responsabilidad. Nos alegra tanto que la Academia colombiana de la Lengua haya dado la bienvenida a una mujer profundamente indígena.

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Felicitaciones a la académica nariñense, Cecilia Caicedo Jurado, porque ha recibido el mismo honor de Bárbara. Éxitos a las dos por siempre.

Ana María Córdoba Barahona, San Juan de Pasto.

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