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Invasión militar o esquizofrenia
A propósito del editorial del 14 de diciembre, titulado “Golpe a la dictadura para que la democracia vuelva a Venezuela”. La idea que ha empezado a correr sobre una supuesta intervención militar de EE. UU. en Colombia, además de absurda, raya en lo esquizofrénico. Es innegable que Gustavo Petro, con su verborrea irresponsable, ha caldeado las relaciones y ha despertado a ese Minotauro loco que es Donald Trump, pero apoyar una intervención militar ya es otra cosa. Primero, porque sería la caja de Pandora de muchos efectos secundarios que se presentarían. Sería impredecible qué pasaría con guerrillas como el ELN o los múltiples movimientos al margen de la ley cuya financiación es la coca. Se daría lugar a una guerra civil estilo Afganistán, por ejemplo.
Otro aspecto es que se pondría en duda ese dicho de que Colombia es la democracia más antigua y fuerte del continente, ya que un gobierno de izquierda que llegó legítimamente al poder sería derrocado. Mal mensaje, sin duda alguna. Es decir, una idea que no puede ser menos desafortunada.
Rodolfo Alberto Vanegas Pérez
De la vergüenza a la acción
Estoy en total acuerdo con su editorial del 18 de diciembre, el cual habla sobre la vagabundería permisiva institucional en el tema de la embajada de Nicaragua. No hay derecho a esta humillación para Colombia. Por eso necesitamos una nueva luz, esperanza, un renacer de las instituciones, un cambio… que ojalá sea con un nuevo gobierno.
Alejandro Cárdenas
Un editorial que critica sin ponderación
El editorial del 19 de diciembre incurre en tantos exabruptos y carece de ponderación y sindéresis: “Exministros a la cárcel; necesitamos saberlo todo”. “Que le expliquen al país qué fue lo que ocurrió”. “La posición de la Casa de Nariño (Petro): su responsabilidad está por determinarse”. “El mayor escándalo de corrupción que ha marcado la Presidencia” (¿Petro corrupto?).
Se da por sentado que el editorial de un periódico, cuando se refiere a un antípoda de su credo ideológico, político o religioso, debe tratar de ser lo más objetivo posible, y no exponer, mostrar o dejar ver la hostilidad y la repulsión personal que le produce, en su yo interior, una persona (Petro) y su ideología (izquierda).
El Espectador no debe sumarse a la verborrea, tanto del presidente Petro como de los medios, que, como “verduleras de plaza pública”, diariamente se mueven entre el “insulto viene e insulto va”, recreados o ampliados por los políticos, sean de izquierda o de derecha.
Baltasar Quijano
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