Publicidad

Una mujer trans en el poder: inclusión que transforma

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Cartas de los lectores
02 de septiembre de 2025 - 05:00 a. m.
"El nombramiento representa un paso significativo hacia la presencia política de personas históricamente marginadas": Ana María Monsalve.
"El nombramiento representa un paso significativo hacia la presencia política de personas históricamente marginadas": Ana María Monsalve.
Foto: Ministerio de la Igualdad
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El nombramiento de Charlotte Schneider como viceministra para la Mujer en el Ministerio de Igualdad y Equidad no es solo un acto simbólico. Su presencia en el Gobierno de Gustavo Petro marca un punto de inflexión en la política colombiana, porque implica cambios reales en la manera de diseñar leyes, formular políticas públicas y representar a la ciudadanía en toda su diversidad.

Durante décadas, las personas trans han sido excluidas de los espacios de poder. Han sido vistas, en el mejor de los casos, como población vulnerable, pero casi nunca como sujetas activas de transformación política. El ingreso de una mujer trans a un cargo directivo estatal revierte esa lógica y envía un mensaje claro: en Colombia, la diversidad no debe ser un obstáculo para ejercer liderazgo.

Este nombramiento también enfrenta críticas. Grupos conservadores han cuestionado que una mujer trans represente los intereses de las mujeres. Sin embargo, estas reacciones evidencian cuán urgente es seguir luchando por una comprensión más amplia e incluyente del concepto de mujer, que reconozca también las experiencias de quienes han sido históricamente invisibilizadas.

Para muchas personas trans, especialmente jóvenes, ver a alguien como ellas en un cargo público alto tiene un efecto poderoso: es una validación de su existencia y de su potencial. Es saber que también pueden aspirar a estudiar, a liderar y a ser reconocidas por el Estado no solo como víctimas, sino como agentes de cambio.

En un país marcado por la desigualdad, la inclusión real no puede quedarse en los discursos. Requiere decisiones como esta, que incomodan a algunos, pero abren caminos para muchos.

Pese a llegar al final del mandato, este nombramiento representa un paso significativo hacia la visibilidad y presencia política de personas históricamente marginadas. Su impulso, aunque tardío, sienta un precedente importante para futuras administraciones.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

Conoce más

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.