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Como complemento a la columna “La derecha dispuesta a todo”, de Piedad Bonnett, formulo un matiz importante: para derrotar a la administración de Petro, deberíamos desvirtuar una a una sus falacias, pacientemente; dispuestos a lo justo. Uso un ejemplo personal.
Pasé unas noches junto a una familiar convaleciente en uno de los recién denominados Centros de Atención Primaria de Bogotá. ¿Tengo queja con los servicios? ¡No! En lo absoluto. Si todos los centros de salud del nivel primario funcionaran así, viviríamos en la Suecia del Sur Global. ¡Pero ese centro de Sanitas estaba ahí desde hacía alrededor de cinco años! En gran medida, el Gobierno solo puso ahí un rótulo plástico, y una intervención que no entendemos.
Obviamente, los nuevos pacientes creen que está recién inaugurado y, aunque los afiliados disfrutamos de sus beneficios hace rato, se mezclan peras y manzanas. El caso me recuerda una clase de Constitución y Democracia en la Universidad de los Andes donde, preso de un rapto de sinceridad, un profesor visitante dijo que parte del plan de seguridad de los gobiernos de Pastrana y Uribe tenía mucho de márquetin: Vive Colombia, Viaja por Ella impulsó el mercado del turismo interno, al brindarles cierta seguridad a los viajantes, con soldados ígneos con el pulgar hacia arriba junto a las vías del país.
¿Son buenas estrategias políticas? Claro. Pero también son engaños, pues ni los CAP periféricos a los extremos del país son como los centrales, ni la seguridad de Uribe fue lo que creímos. Por eso, la derecha parece dispuesta a todo, y se entiende.
Pero no podemos desesperar, como nos sucedió en otros virajes de mira. Hoy tenemos a figuras como Sergio Fajardo y Claudia López; políticos serios, capaces de más que de poner adhesivos. Y si de derechas se trata, Paloma Valencia o Juan Carlos Pinzón tienen una trayectoria consolidada, y podrían hacer lo que Uribe no pudo. No vamos a cambiar un adhesivo por otro.
Ricardo Andrés Manrique Granados
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