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De la exdirectora de la UAESP sobre un editorial

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08 de septiembre de 2025 - 05:01 a. m.
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He leído con interés el editorial publicado por el periódico El Espectador el día 4 de septiembre de 2025, en el que se realizan algunas consideraciones sobre la prestación del servicio público de aseo en Bogotá. He sido por muchos años lectora de El Espectador, valoro su calidad periodística y respeto la independencia de los medios de comunicación. Sin perjuicio de lo anterior, y en virtud de algunas afirmaciones y juicios de valor que se emiten, quisiera poner de presente los siguientes puntos:

1. La decisión negativa de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA) de verificar los motivos expuestos por la UAESP para mantener las áreas de servicio exclusivo no puede entenderse como un “fracaso” personal de la directora de la UAESP. Asimismo, la razón de la negativa no implica necesariamente que se deba a improvisación, omisión o impericia del solicitante, pues se trata de un concepto de política pública que exigía un trabajo interinstitucional del más alto nivel en el marco de la colaboración armónica entre distintos niveles de gobierno.

2. La solicitud se presenta porque la administración distrital consideró, después de varios análisis, que las áreas de servicio exclusivo son la mejor opción para la prestación del servicio de aseo en Bogotá. Esta opción tiene menores riesgos de desatención de sectores de la ciudad donde las condiciones de prestación del servicio son más complejas por difícil acceso, dispersión de usuarios, entre otros.

3. Para elaborar esa solicitud se trabajó con un equipo asesor de alto nivel que había participado en la propuesta presentada 8 años atrás y que, conociendo los aspectos por mejorar del modelo actual, propuso incluir la prestación básica del servicio y generar economías de escala para asumir servicios adicionales a favor de la ciudad que impidieran la aglomeración de residuos que hoy se tiene y avanzar en acciones de economía circular. Todo esto sin afectar la tarifa máxima que pagan los bogotanos.

4. Infortunadamente, esa propuesta no pudo ser jamás expuesta a los expertos de la CRA y no se dieron mesas de trabajo técnicas que permitieran aclarar inquietudes o superar eventuales diferencias. Nada de ello puede entenderse como improvisación en el marco de unas relaciones políticas tan distantes. Un esquema complejo como este exigía que, tal como se solicitó en múltiples oportunidades, se llevaran a cabo reuniones y espacios de análisis para encontrar la opción más eficiente para la realidad actual de Bogotá, sin desconocer la normatividad vigente y la autonomía del Distrito Capital.

5. Al recibir la negativa inicial, el equipo técnico y el gobierno distrital presentaron en 5 días un recurso de reposición que precisaba todos los aspectos cuestionados. Sin embargo, la Comisión consideró que estos argumentos no eran suficientes, los cuales estoy en plena capacidad de defender y explicar en detalle, y no fueron abordados en sus méritos.

6. Observo que el editorial de El Espectador no aborda tampoco los méritos de la propuesta ni el fondo de la discusión. Se señala el “fracaso” por el hecho de que la Comisión dio su negativa sin evaluar la sustancia de los argumentos.

7. Invito respetuosamente a que se consideren todos los hechos y factores relevantes. Por ejemplo, debe destacarse que desde la CRA hay un claro interés por aplicar un nuevo marco tarifario que fue presentado solo el 29 de julio pasado (con 4 años de retraso) a participación ciudadana y por insistir en la necesidad de un operador público como “lección de Bogotá Humana”. Estos dos aspectos resultan cruciales porque no aplicarían en el evento de haber avanzado en las áreas de servicio exclusivo solicitadas por el Distrito y negadas sin discusión o intercambio de propuestas por la Comisión.

8. De cualquier manera, el Distrito Capital debe evaluar el camino a seguir y aplicar las alternativas que ofrece la ley para garantizar la prestación del servicio y avanzar en la recolección y eliminación de arrojos clandestinos que han crecido exponencialmente en la ciudad. Al margen de que quien suscribe esta comunicación ya no podrá colaborar en esos esfuerzos, la actual administración tiene ese desafío y las herramientas están diseñadas.

Por lo anterior, invito respetuosamente a que se evalúen los hechos y el fondo de la discusión antes de juzgar una gestión individual. Bogotá tiene el reto de unir las fuerzas públicas y privadas en un propósito común para mitigar el eventual riesgo y convertirlo en una oportunidad para que las distintas entidades que tienen competencia en la seguridad, la gestión social, la cultura y la protección del medio ambiente urbano, al igual que los ciudadanos, contribuyan a la solución de la limpieza de su ciudad motivando una actitud proactiva. Las dimensiones de Bogotá implican un desafío enorme, pero eso no puede ser inferior a las capacidades de sus dirigentes y líderes sociales y políticos unidos.

Agradezco el interés que le merezcan mis planteamientos y estoy segura de que la administración distrital con el apoyo de los medios de comunicación y los liderazgos sociales podrá enfrentar con éxito la situación planteada.

Consuelo Ordóñez de Rincón.

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