Mi nombre es Jorge Alexis Rincón, de 17 años, proveniente de Bucaramanga, y actual residente de la capital.
Soy estudiante de la universidad de Los Andes, una de las más prestigiosas del país, y no porque mis papás tengan dinero. Si hoy tengo la oportunidad de estar cursando mis estudios universitarios en esta institución, es porque obtuve la beca Alberto Magno, que es otorgada a los 10 mejores estudiantes que ingresan a dicha entidad.
Mi mamá es una profesora de sociales, adscrita al magisterio de educación nacional, y mi papá un tesorero que se encarga de contar millones y millones de pesos que pasan por sus manos, pero que jamás serán suyos. Si tengo la oportunidad de estudiar en Bogotá, no es porque tenga familia acá, tampoco tengo un tío rico que me sostiene. En las pasadas pruebas de Estado, obtuve uno de los mejores puntajes del país. De casi 500 mil personas, me enorgullezco de decir que me situé entre los 50 mejores. Además de eso, también obtuve la distinción Andrés Bello, en la rama de biología, por obtener un puntaje perfecto.
Sin embargo, pertenezco a una familia clasificada, según los recibos, en estrato 4, lo cual para el Estado y para el Icetex, o las secretarias departamentales de Educación y para el ministerio de Educación, significa que no implica gran mérito la obtención de los reconocimientos por pertenecer a un estrato medio, como lo es el 4, aunque esto no indique que uno esté en condiciones de opulencia. Para aquellos que obtuvieron un Andrés Bello, el Icetex ofrece un cubrimiento total de los costos universitarios y un subsidio semestral de un salario mínimo, pero como es motivo de mi crítica, sólo está propuesto para los estratos 0, 1, 2 y 3, y yo, por vivir donde vivo, no clasifico.
También fui seleccionado para participar en el programa “Bachilleres por Colombia”, que realiza Ecopetrol, pero no pude participar por el hecho de que ya tenía un estímulo económico (Beca Alberto Magno). Esta beca cubriría la totalidad de mis estudios universitarios y me daría un subsidio de vivienda, alimentación y transporte, en caso de que desplace mi lugar de residencia, como efectivamente sucedió. Al dirigirme a la señora Doris Camargo, encargada del programa, para averiguar una manera de obtener dicha beca, fui devuelto con un no rotundo, pero causó curiosidad algunos comentarios que ella hizo sobre la educación en Colombia y dichos programas. Me explicó que Ecopetrol es una empresa destinada única y exclusivamente a extraer, refinar, transportar y comerciar petróleo, que no era asunto de dicha empresa otorgar estudio a los colombianos, que ese programa era de tipo “social.
Jorge Alexis Rincón. Bogotá.
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