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Por primera vez les solicito respetuosamente que me permitan hacer referencia al importante editorial del martes 11 de enero.
El llamado de El Espectador para que los medios revisen su esquema de comunicación en situaciones de alta sensibilidad social es una valiente posición de autodisciplina como contribución indispensable para la solución pacífica del conflicto.
Ha hecho escuela la persistente posición mediática de no solamente exigirle al Estado la solución para todos los problemas, sino de darle ordenes constantemente: El Gobierno debe... el Estado debe... Santos debe... la Casa de Nariño debe...
Es hora de que todos, Gobierno, medios, sector privado, Iglesia, sociedad civil, grupos en conflicto, asumamos la responsabilidad de contribuir para detener esta autodestrucción que nos impide lograr objetivos sociales comunes porque, según su editorial, lo que nos diferencia no es el qué sino el cómo.
Si todos como colectividad adoptamos un rol distinto, según su llamado, tengo la seguridad de que la respuesta a la pregunta final de su editorial, “¿cuánto más tendremos que esperar?”, será: muy poco.
Joselyn Torres Torres. Bogotá.
“Teacher de yiógrafi”
Excelente que se ofrezca a la familia colombiana una serie que le alivie sus dificultades de vida, se aliente el cultivo del amor y del afecto y que estimule el aprendizaje del idioma inglés. En El Espectador del 11 de enero se invita a celebrar el lanzamiento de la serie, pero se incurre en cuatro gazapos, que vale la pena comentar: 1) El parque principal de Soacha no queda en Bogotá. Soacha es un municipio de Cundinamarca que linda con Bogotá y hacen zona urbana común, pero con régimen administrativo independiente. 2) El hipódromo de Soledad no queda en Barranquilla. Soledad es municipio del Atlántico y el que linde con Barranquilla, río Magdalena de por medio, no lo hace parte del hermoso puerto. 3) El parque principal de Itagüí no queda en Medellín. El que ambos municipios compartan el Valle de Aburrá y tengan vecindad semejante a la de Soacha y Bogotá no permite confundirlos. 4) Si por la entrada a los escenarios no se cobra ni en dinero, ni en especie, la entrada es gratuita. Si alguna suma se cobrara sería onerosa. Si se cobrara menos del valor real sería barata. Por esta razón decir que es “totalmente gratuita” no es una expresión afortunada.
De contera conviene anotar que además de una buena teacher de inglés, el publicista requiere una buena “teacher de yiógrafi”
Carlos Fradique-Méndez. Bogotá.
