Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

El derecho a la movilidad

Cartas de los lectores

06 de febrero de 2011 - 01:00 a. m.

En las sociedades de las urbes extendidas, casi sin límites, que devoran poblados y áreas rurales, hemos pasado del derecho a la ciudad de Lefebvre, de los años 70 del siglo pasado, al derecho a la movilidad de Ascher, de los años 2000.

PUBLICIDAD

En estos nuevos planteamientos, la calidad y eficacia de una ciudad depende de su capacidad de ofrecer múltiples soluciones, propiciar la más extensa gama de opciones posibles para decidir dónde ir y cómo llegar al sitio elegido. Según Ascher, en este contexto, la intermodalidad y la multimodalidad son las claves para la eficacia de cada tipo de transporte. El problema es que muchos lugares de transporte continúan siendo percibidos y diseñados en términos técnicos estrechos y con un valor urbano mínimo o inexistente. Los sitios de estacionamiento de vehículos, importantes en sistemas modales, frecuentemente se tratan menos como lugares y más como un mero espacio para el almacenamiento de carros. Es un reto, pues, para los urbanistas actuales concebir los sitios de circulación y estacionamiento como lugares que aporten a la urbanidad.

La movilidad, sin embargo, no es un desafío solamente para los diseñadores o los ingenieros viales. Está tan profundamente arraigada en las sociedades urbanas, que constituye, por supuesto, un importante tema social y político. La movilidad es indispensable desde perspectivas sociales y económicas. Para Ascher, hoy en día, la movilidad es condición fundamental para el acceso al mercado laboral, a tener una vivienda, a la educación, a la cultura y el ocio. El derecho a la movilidad es una precondición de los otros derechos ciudadanos. Se ha convertido este, en cierto modo, en una especie de derecho genérico, con una importancia social creciente. A medida que la movilidad se transforma ascendentemente en factor de la vida cotidiana, los tiempos y lugares de la movilidad cobran mayor importancia. El transporte ya no es, por lo tanto, un medio de comunicación entre los sitios, sino una parte de la vida que debería ser agradable.

Read more!

Ascher recalca que la movilidad tiene un costo económico, social y ambiental. La generalización de la movilidad que estamos experimentando debería tener su contraparte en la autorregulación de las personas y los grupos. La movilidad de unos no debería afectar desfavorablemente la vida de otros, el transporte de bienes y personas no debería dañar la herencia natural y cultural, y la energía que se utiliza en éste no debería comprometer el futuro del planeta. Estos son los desafíos de la movilidad sustentable. Ciertamente no es fácil solucionar esta compleja ecuación. Sin embargo, justo por estas razones la movilidad se ha convertido en un tema fundamental para las democracias actuales.

María Eugenia Martínez. Colectivo Ciudades Invisibles. Bogotá.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.