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“Hombres necios que acusáis…”

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30 de abril de 2021 - 03:00 a. m.
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En su columna de El Espectador publicada el domingo 14 de marzo de 2021, titulada “Quemar iglesias”, Héctor Abad se refiere a la mexicana sor Juana Inés de la Cruz, recluida en un convento “laxo”, en cuya celda “pudo escribir y hacer el amor, así fuese con fantasmas: ‘Detente, sombra de mi bien esquivo, / imagen del hechizo que más quiero, / bella ilusión por quien alegre muero, / dulce ficción por quien penosa vivo’”.

No será fácil encontrar una frase más tosca, más peregrina, que la de Abad como preámbulo de un hermoso verso de la monja mexicana.

Octavio Paz, en su libro Las peras del olmo, luego de sentenciar que “la España que nos descubre no es la medieval, sino la renacentista”, afirma que sor Juana Inés de la Cruz “no solo es la figura más alta de la poesía colonial hispanoamericana, sino también es uno de los espíritus más ricos y profundos de nuestras letras”. Nacida en el siglo XVII, año 1648, casi adolescente fue llevada por su familia a Ciudad de México, donde se destacó por su singular inteligencia, un marcado interés por asuntos de ciencia, retórica, derecho y una decidida inclinación por las letras. Hija natural, presentía que un matrimonio anularía sus sueños y así eligió un convento en cuya celda podría acceder a una biblioteca, encontrar soledad y convertir en realidad la vocación de su alma: las letras.

El amor es su tema por excelencia, que aborda con ambigua actitud hacia los dos sexos. Su poesía rezuma cierto desdén hacia los hombres, a quienes suele formular reclamos: “Hombres necios que acusáis / a la mujer sin razón, / sin ver que sois la ocasión / de lo mismo que culpáis”.

“Pero sus retratos de mujeres son espléndidos”, anota Paz. Es memorable el romance que escribe sobre una de las virreinas que la protegieron, la condesa de Paredes: “Ser mujer y estar ausente / no es de amarte impedimento, / pues sabes tú que las almas / distancia ignoran y sexo”.

A la muerte de otra de sus protectoras, la marquesa de Mancera, escribe con dulzura: “Bello compuesto en Laura dividido, / alma inmortal, espíritu glorioso, / ¿por qué dejaste cuerpo tan hermoso? / ¿Y para qué tal alma has despedido?”.

“Sería excesivo hablar de homosexualidad”, subraya Octavio Paz y agrega: “Sus amores, ciertos o fingidos, fueron castos sin duda”.

Sor Juana, me atrevo a concluir, concebía la pasión amorosa, que en no pocas ocasiones la abrumaba, no como un sentimiento que pudiera comprometer su vida con otro ser, sino como una forma, fuente inspiradora de bellas letras, hermosos poemas de amor, sonetos gloriosos. Desde que era una niña, las letras conformaban la verdadera pasión de su vida. La única, probablemente.

Samuel Camargo Hidalgo. Girardot.

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María(60274)30 de abril de 2021 - 11:34 p. m.
Los "machos" le dirían "feminazi" que para una mujer es un halago, quiere decir que piensa por sí misma.
Blanca(66976)30 de abril de 2021 - 06:07 p. m.
Que discusión tan inane e intrascendente.
juan(9371)30 de abril de 2021 - 04:23 p. m.
Y Godombia sangra por todos los costados. Y sordos y ciegos tenemosen el nuevo relleno sanitario en que convirtieron la casa de Nari....
Francisco(50054)30 de abril de 2021 - 01:57 p. m.
Un canto de esperanza sin amor, es como el odio de un dia sin rencor, pero apadrina el corazon con gran dolor, al saber que ha partido y sin justicia y tendra una pena con ardor. Sor Juana Ines de la cruz, siempre soño que en su vida tendria ademas de amor, muchos sentimientos con dolor.
Atenas(06773)30 de abril de 2021 - 01:35 p. m.
En efecto, del alma atormentada de Sor Juana Inés de la Cruz, por el difícil entorno en q' nació y las amargas realidades pa las mujeres en tan ominosos momentos, q' bien entrevió y padeció, todo ese desfogue pasional, casto o no, es de innegable valor literario y prístino precedente cual semilla de la urgida reacción y emancipación de la mujer q' hoy toma vuelo. De ella leí: Vivió como lo pensó.
  • Carlos(33105)30 de abril de 2021 - 06:50 p. m.
    Las amargas realidades pa las mujeres en tan ominosos momentos, y no mucho han cambiado, pues aún existen bestias como vos, que acabas de llamar mujerzuela o sea puta, a la periodista Aldana, sin ni siquiera conocerla, por el simple hecho de no concordar con el pensamiento fascistoide que anidas.
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