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La corrupción estatal

Cartas de los lectores
12 de julio de 2011 - 11:00 p. m.

La Procuraduría General de la Nación, representada por sus delegatarios en Bucaramanga, acaba de decretar la destitución del señor alcalde de la ciudad, doctor Fernando Vargas Mendoza, y de varios de sus más cercanos funcionarios por hechos delictivos en el manejo de los fondos municipales.

El señor Vargas Mendoza era ampliamente reconocido como uno de los mejores y más eficientes alcaldes de Colombia. Si eso ha ocurrido con él, ¿qué puede esperarse de los demás funcionarios del Estado?

La corrupción estatal ha llegado a límites jamás imaginados. El procurador general de la Nación, hombre a todas luces incorruptible —aunque fanático en sus creencias religiosas— ha dado muestras de su capacidad para enfrentarse al monstruo que está corroyendo las bases de nuestra nación. Hace pocos días declaró que más de la mitad de los municipios estaban invadidos por el despilfarro de los dineros públicos, pero lo ocurrido en Bucaramanga, Bogotá y varias gobernaciones que han sido investigadas es una demostración de que los delitos contra los dineros públicos han invadido todas las dependencias oficiales. Para las Altas Cortes de Justicia es físicamente imposible investigar las miles de estafas que se cometen contra el erario y sólo les queda la posibilidad de acercarse a las cabezas más visibles. Un alto funcionario cercano a la Presidencia dijo que en cualquiera de las oficinas públicas donde se metiera el dedo salía pus. Las “nóminas paralelas” consumen buena parte de los dineros públicos. La nueva Contraloría heredó de su antecesor Turbay Júnior más de 4.000 millones de pesos en contratos sin justificación.

El presidente Santos está lleno de buenas intenciones y es un personaje de notables cualidades, pero su tarea es tan titánica que lograr la estabilidad de la nación le ocuparía más de dos legislaturas.

Zoilo Guarín. Bucaramanga.

 

Fe de erratas

En la sección de Bogotá de la edición de ayer se publicó la columna ‘La seguridad en Bogotá y el mito de la cultura urbana’, de Román Ortiz. Aunque el texto aparece completo en la página de internet, en la versión impresa faltaron las dos últimas oraciones. El párrafo completo se reproduce acá:

“Buena parte de los candidatos a la Alcaldía de Bogotá se han mostrado dispuestos a romper el mito de la cultura ciudadana y señalar a bandas y mafias como causa principal de la violencia. Sin embargo, una cosa es un diagnóstico y otra muy distinta una propuesta de política capaz de dar un salto cualitativo en la seguridad de la capital. Solamente Gina Parody ha presentado un plan integral para combatir el crimen organizado y reducir radicalmente la actividad delictiva. Si los bogotanos quieren una ciudad más segura, deberían darle su voto”.

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