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En la pasada cumbre de Cancún sobre el Cambio Climático, Japón mantuvo una de las posiciones más férreas para que no se llegara a ningún acuerdo sobre acciones en conjunto para disminuir las perturbaciones ambientales. Nunca alguna delegación había sido tan visiblemente activa. Sus tácticas dilatorias perturbaron hasta el final y ayudaron a que una vez más no hubiera consenso en la defensa del planeta.
Esta orientación de los nipones se sustenta en la versión casi oficial de su comunidad científica vinculada a las élites gubernamentales, quienes manejan la tesis que rechaza que el cambio climático se deba a la acción de los humanos; y argumentan para ello, que los datos de medidas de temperatura que se usan para apoyar el planteamiento del calentamiento global son llamativamente escasos y apuntan, además, que la tendencia de la Tierra a calentarse registrada en la segunda mitad del siglo XX ya ha terminado. Asimismo, ridiculizan el “show” de los ambientalistas que señalan a los gases de efecto invernadero como culpables de las modificaciones en el clima.
Para el gobierno japonés, el calentamiento global es simplemente “una hipótesis improbable”. Califican de extremadamente inmaduros los modelos climáticos que se utilizan en las predicciones que auguran notables aumentos de la temperatura global o el deshielo de Groenlandia o la Antártida. Y no dudan en comparar a la ciencia climática con la “astrología antigua”. El argumento en Cancún era que ellos estaban convencidos de que “no habrá gran desastre”. Que algunos científicos y ambientalistas de Occidente han utilizado datos históricos para desmentir que las temperaturas actuales puedan ser consideradas una anormalidad histórica. Y supuestamente están dando el rango de hechos a lo que no son más que hipótesis. Asimismo, reiteran que no es tan cierto que seremos testigos de grandes catástrofes en los distintos continentes.
Lenin Cardozo. Bogotá.
Fe de erratas
En el editorial del domingo 13 de marzo se asegura que únicamente el 4,5% de los profesores universitarios del país tienen estudios de doctorado. La cifra es cierta, pero para el total de los docentes de educación superior, no sólo los universitarios.
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