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Lectores chantajeadores

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Cartas de los lectores
28 de junio de 2010 - 03:24 a. m.
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Leí las cartas del domingo 27 de junio. Una vez más veo con tristeza que algunos lectores amenazan al diario, sugiriendo que no lo comprarán más o cancelarán una suscripción por estar en contra de las ideas de un columnista.

En este caso el turno le tocó a Zuleta (a quien de paso, debo decir, casi nunca leo, porque su profundidad es escasa). Más allá de toda polémica sobre “lo paisa” o la “antioqueñeidad”, quisiera insistir en el lugar y el estatuto del lector. ¿Hasta qué punto un lector, —incluyendo los anónimos, virtuales y twitteros— por el simple hecho de pagar un ejemplar, una suscripción o una conexión a internet puede sentirse “autorizado” a censurar las opiniones ajenas? En una democracia, entre más opiniones divergentes existan, más amplio es el debate.

Por otra parte, eso sí, quisiera proponer otro punto para discutir. Una tendencia de los diarios en papel en el mundo (en estos tiempos de crisis) es involucrar al lector como “cronista-reportero”, incluyendo secciones escritas por los lectores desde diversos ángulos. Sin tener que cargar con el “nombre” a cuestas de los columnistas (quienes a veces se dedican a un deprimente juego de alter-egos), ciertos lectores dinamizan las noticias. Con la sección de Blogs, elespectador.com trata de ir en esa vía, pero en muchos casos los blogueros son los mismos columnistas o los “lectores” no los actualizan con una frecuencia más activa.

 Gabriela Amar. Medellín.

A pedir perdón

La histórica condena que profirió la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el asesinato el 9 de agosto de 1994 de Manuel Cepeda Vargas, aparte de ser acción de fallo punitivo que avergüenza a la Nación, es antecedente que deja la puerta abierta para que las víctimas de la UP y otros crímenes y genocidios sigan la misma vía para exigir reparación moral y pecuniaria.

 Jorge Arbeláez Manrique. Bogotá.

Fe de erratas

El señor Alejandro Botero no ha sido subcontratista del Grupo Nule, como se mencionó el pasado sábado en el artículo “De contratos y otros demonios” (sección Tema del día). Sus negocios con el Distrito fueron para obras adjudicadas al empresario Julio Gómez.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.

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