Los puentes de la calle 100 con 15 avanzan a buen paso, aliviarán la circulación vehicular y estarán listos en poco más de 100 días.
Buenas noticias para la ciudad. Pero, ¿y de los peatones qué? Averigüé con los constructores y nada tienen que ver con ello; ni en planos ni en la proyección computarizada de la obra terminada se ve cómo quedarán los pasos peatonales. Llamé al IDU y a dicha entidad no le compete esta decisión. El ente responsable es —me dijeron— la Secretaría Distrital de Movilidad. Y sobre el tema, ésta parece no haberse movido mucho. Lo cierto es que la glorieta de la 100 con 15 sigue siendo de muy alto riesgo para el que se aventura a cruzarla a pie en cualquier dirección. Teniendo en cuenta el estado de la obra, el absurdo manejo peatonal que se está haciendo —para agilizar la circulación se “legalizaron” con semáforos los peligrosísimos sitios de cruce “informal” que había antes— y el hermético silencio sobre el tema, es fácil pensar que la Secretaría de Movilidad no planeó ni ofrecerá una solución moderna, ágil ni eficiente al problema. Señores de la Secretaría: poner a competir vehículos contra peatones a nivel de la intersección ha probado, durante años, ser muy dañino para la movilidad y la seguridad de todos. No hay que esperar varios muertos para saber esto. Es hora de resolver el asunto y el momento debería ser ahora, aprovechando la construcción de los pasos elevados. Si no se hace, volverán a faltarnos “cinco pa’l peso”, como tantas veces ha sucedido. Por favor, señores, hagan algo y háganlo bien.
Mauricio A. Salas. Bogotá.
Gazapo y ausencia
Como era usual en la lejana época de los linotipos culpar de la filtración de un gazapo al “diablillo de la imprenta”, en el Editorial del domingo 6 de febrero, en la página 34, tercera línea de la segunda columna, de la edición impresa de El Espectador, se coló, literalmente, una “colación”, en lugar de la coalición gobiernista. En las páginas de opinión de la edición dominical extrañamos esa si agridulce “colación gráfica” de los magistrales trazos y corrosivos textos del maestro Osuna.
Edilberto Rodríguez Araújo. Bogotá.
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