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No discriminar discriminando

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31 de marzo de 2011 - 04:00 a. m.
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Definitivamente debo decir que resulta un verdadero alivio leer a columnistas como Héctor Abad que —a pesar de tener en contra a varias de las más prestigiosas figuras de la Academia en Colombia— tiene la valentía de defender sus postulados, que en el reciente debate sobre discriminación y acciones afirmativas resultan ser los más cercanos a la sensatez, así no lo sean a los esquemas científicos de los estudiosos de la teoría jurídica.

Un problema como la discriminación —sea racial, religiosa o de género— no es un misterio en Colombia ni en ningún país del mundo dentro de su propia lógica cultural. Lo que sí resulta altamente debatible es que el recurrir a medidas de discriminación positiva sea la manera más idónea para buscar terminar con ella. Puede ser que sea la única por ahora, pero dudo seriamente de que sea la que más propenda por la dignidad del presunto discriminado.


Como mujer y ferviente creyente en la defensa de la vigencia de los derechos humanos, por principio rechazo causas como la ley de cuotas para favorecer a las mujeres en el sector público, por ejemplo. Nada más ofensivo y autodiscriminante que tener que recurrir a ese tipo de medidas para ser reconocidas como personas (pues ante todo somos personas, no sólo mujeres). No sé si quienes se sienten racialmente discriminados opinen lo mismo con normas que buscan catalogarlos como pertenencientes a una u otra raza, y una vez clasificados y señalados, hacerlos beneficiarios de políticas caritativas que buscan incluirlos porque de otra manera no podrían. No niego que en Colombia sea difícil obtener logros con el propio esfuerzo y que las palancas sigan siendo pan de cada día, pero en este caso las acciones afirmativas resultan tener el mismo efecto y ser lo mismo que la triste palanca a la que recurre el lagarto…


¿No sería más positivo generar una política pública incluyente, mestiza en sentido amplio, donde todos quepamos no por palancas ni por normas que en sí mismas discriminan y tienen una visión asistencialista que no conduce a ningún progreso, sino por lo que somos como personas?


Creo que Héctor Abad no puede ser más acertado al decir que los paradigmas en Colombia mirados desde los estereotipos del primer mundo, difícilmente conducen a atender las problemáticas que verdaderamente nos aquejan y que van al fondo de nuestra identidad cultural, más de lo que lo hacen las estadísticas y estudios de las organizaciones internacionales, instituciones académicas o cooperantes internacionales con agenda propia.


 Juliana Bustamante. Bogotá.

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