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No es tarea fácil tomar una radiografía del país desde sus principales dimensiones: política, económica y social, con tanta realidad y crudeza como lo hace Jorge Enrique Robledo en su libro Sin pelos en la lengua. En las actuales circunstancias de Colombia, cualquier opinión que se manifieste alrededor de los diferentes aspectos del sistema de gobierno o de la posibilidad de una candidatura presidencial es recibida con una actitud parcializada porque solo se conoce o se finge conocer una faceta de la realidad que nos embarga.
¿Por qué traigo a cuento este libro? Porque para comprender un poco la polarización de la nación encontré en este texto muchos argumentos que, deliberadamente o no, los dejamos de lado para defender una determinada posición frente a la problemática nacional. Realmente el doctor Robledo presenta las situaciones de todo orden con una verdad que hiere porque muchas veces quedamos involucrados por activa o por pasiva. Aunque es reiterativo en su crítica al desarrollo político, económico y social colombiano, tiene el valor de indicarnos con claridad meridiana los orígenes de lo que es hoy nuestro país al mando de gobernantes y líderes, que no siempre tienen un perfil cristalino para dirigirnos.
Si bien me ha quitado varios velos que tenía para mirar nuestro alrededor con más claridad y objetividad, a veces, en el transcurso de la lectura se me rompía la esperanza, algo que no deberíamos perder nunca. Desde mi modesto punto de vista, haría dos observaciones a este libro, muy interesante: le habría puesto otro título y no me atrevo a decir cuál, pero no le dejaría ese. Y lo otro, es necesario dejar una pequeña rendija de luz para el futuro porque, a pesar de todos los pesares, hay gente buena sin oportunidades para potencializar su liderazgo en todos los sectores, es cuestión de posibilitar su desarrollo. Alguien tiene que romper el círculo vicioso en el que estamos inmersos y la educación no falla.
Ana María Córdoba Barahona, San Juan de Pasto
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