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Vale, es la última palabra de la Última columna de Carolina Sanín, publicada el 18 de diciembre.
Después de leerla, sentí la tristeza de quien pierde a alguien con quien se encontraba en pensamientos —convertidos en las palabras—, cada quince días.
Lo puedo decir sin temores: perdimos. ¿Por qué. En medio de la caricaturesca realidad cotidiana y del circense acontecer nacional, la columna de Carolina Sanín se tornaba en una forma de develar lo que podría denominar “patético”. De aquello que, como la definición de la palabra lo establece, mueve y agita el ánimo “infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía” (DRAE). La lista de patetismos es interminable y produce estados de ánimo ligados, profundamente, como se siente en el escrito, al odio y al amor y, en ocasiones, al humor.
¿Acaso hay algo más patético que… el nombre del nuevo Departamento Administrativo “Para la Prosperidad Social”? ¿La visita en pleno del directorio nacional del Partido Conservador a la Picota? ¿Las peroratas pseudofilosóficas de Obdulio Gaviria? ¿Los editoriales de la Hora de la Verdad? ¿Los twittersitos de Uribe? ¿Los fanatismos religiosos del procurador Ordóñez y de Ilva M. Hoyos? ¿El trámite legislativo en el Congreso y sus revolucionarias legislaturas? ¿Las obras de ingeniería e infraestructura en Bogotá D.C. y el resto del país? ¿Los programas radiales de la noche? ¿Las permanentes declaraciones de Francisco Santos? ¿La lucha contra la politiquería y la corrupción del anterior gobierno? ¿Las recientes entrevistas del Bolillo Gómez? ¿La Barbería o el Ventilador? ¿El autoritarismo de adalides de la moral y de la urbanidad? ¿Las pegajosas comparaciones del ministro de Hacienda y sus ataques a la contralora? ¿Las columnas de Alejandro Gaviria? ¿Los deberes que impone el periódico El Tiempo? ¿Las palabras de Juan Vicente Córdoba Villota, S.J.? ¿Jaime Dussán Calderón? ¿Un café con José Galat Noumer y sus invitados grancolombianos? ¿Las colectas en las filas de supermercados? ¿El consumismo de una Navidad que comenzó en octubre? ¿La Cosa Política? Patetismos que se perciben en miles de situaciones y personajes patéticos que nos recuerdan la imperiosa necesidad de mirar, de mirar… con ojos como los de Tola y Maruja, Matador, Samper Ospina, Garzón y sus cartones, NP&, Bacteria, Pirry, Vladdo o de García, Uprimny, entre otros y otras.
Por eso, en medio de reiterativos columnistas, obsesivos por sus amores y sus odios, más personales que ideológicos, Carolina Sanín refrescaba por su tono, estremecía por lo que planteaba, llevaba por la forma de escribir y por el modo de analizar esta comedia vivida de doblez y fingimiento, de desconfianza y atropellos, de promesas políticas y humoristas baratos. Hará falta, Vale.
Juan Cristóbal de J. Restrepo Restrepo. Bogotá.
