Se ha vuelto a agitar el tema de la paz para Colombia, como fruto de conversaciones y acuerdos del Gobierno con la guerrilla de las Farc.
Y ya han corrido ríos de noticias con grandes titulares, unas positivas y otras negativas. Se han escrito varias columnas sobre el tema, con seriedad y responsabilidad, invitando al Gobierno, a los negociadores, a aprender del pasado y a no cometer los mismos errores que recuerda la historia reciente. Ha habido otros columnistas con comentarios malintencionados, burlándose de la iniciativa, como si quisieran que Colombia llegara a una guerra centenaria. La palabra ‘paz’ les suena mal, como si estuvieran en un campo de batalla escuchando las metrallas de “pas, pas, pas, tas, tas, tas...”.
Como lo han expresado muchos periodistas, yo también solicito a los otros respeto y seriedad. El pueblo colombiano o sociedad civil, como se dice hoy, quiere la paz, ama la paz, está cansado de esta guerra inútil que lo único que está consiguiendo es destruir a Colombia, sus riquezas, su infraestructura, como puentes, carreteras, oleoductos, torres de energía. El pueblo colombiano sí está conformado por los verdaderos ciudadanos que luchan y quieren la paz y esperan que estas negociaciones, además del marco jurídico, estén enmarcadas en la verdad, en la seriedad, en la honestidad y la responsabilidad. Que la guerrilla allane el camino de la paz, liberando ya a los secuestrados, cortando ya con el narcotráfico, con el terrorismo, y ayudando a desminar los campos, a devolver la tierra arrebatada a los campesinos.
Sería muy importante que, con ocasión de la iniciación de las negociaciones, los medios y otras organizaciones responsables convocaran a la ciudadanía a una gran movilización de apoyo tanto en las ciudades colombianas como en el exterior. Convocatoria y movilización con objetivos y consignas claras. Que se vea la voluntad de la ciudadanía, lo que ésta quiere y espera de estas negociaciones. Y no solamente una movilización de apoyo a las conversaciones y negociaciones, sino todas las que sean necesarias hasta obtener un resultado satisfactorio. Colombia de pie, una sola bandera.
Luis Ignacio Rodríguez. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com
Se ha vuelto a agitar el tema de la paz para Colombia, como fruto de conversaciones y acuerdos del Gobierno con la guerrilla de las Farc.
Y ya han corrido ríos de noticias con grandes titulares, unas positivas y otras negativas. Se han escrito varias columnas sobre el tema, con seriedad y responsabilidad, invitando al Gobierno, a los negociadores, a aprender del pasado y a no cometer los mismos errores que recuerda la historia reciente. Ha habido otros columnistas con comentarios malintencionados, burlándose de la iniciativa, como si quisieran que Colombia llegara a una guerra centenaria. La palabra ‘paz’ les suena mal, como si estuvieran en un campo de batalla escuchando las metrallas de “pas, pas, pas, tas, tas, tas...”.
Como lo han expresado muchos periodistas, yo también solicito a los otros respeto y seriedad. El pueblo colombiano o sociedad civil, como se dice hoy, quiere la paz, ama la paz, está cansado de esta guerra inútil que lo único que está consiguiendo es destruir a Colombia, sus riquezas, su infraestructura, como puentes, carreteras, oleoductos, torres de energía. El pueblo colombiano sí está conformado por los verdaderos ciudadanos que luchan y quieren la paz y esperan que estas negociaciones, además del marco jurídico, estén enmarcadas en la verdad, en la seriedad, en la honestidad y la responsabilidad. Que la guerrilla allane el camino de la paz, liberando ya a los secuestrados, cortando ya con el narcotráfico, con el terrorismo, y ayudando a desminar los campos, a devolver la tierra arrebatada a los campesinos.
Sería muy importante que, con ocasión de la iniciación de las negociaciones, los medios y otras organizaciones responsables convocaran a la ciudadanía a una gran movilización de apoyo tanto en las ciudades colombianas como en el exterior. Convocatoria y movilización con objetivos y consignas claras. Que se vea la voluntad de la ciudadanía, lo que ésta quiere y espera de estas negociaciones. Y no solamente una movilización de apoyo a las conversaciones y negociaciones, sino todas las que sean necesarias hasta obtener un resultado satisfactorio. Colombia de pie, una sola bandera.
Luis Ignacio Rodríguez. Bogotá.
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