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Garzón: 26 años de una risa silenciosa

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Juan José Salazar
11 de agosto de 2025 - 05:00 a. m.
"Jaime Garzón era incómodo porque pensaba, y eso parece subversivo en este país": Juan José Salazar.
"Jaime Garzón era incómodo porque pensaba, y eso parece subversivo en este país": Juan José Salazar.
Foto: (EPA) EFE - Mauricio Dueñas Castañeda
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Hace 26 años callaron a Jaime Garzón. Y no lo callaron porque gritara, sino porque hacía reír demasiado. Desde entonces, Colombia ha cambiado tanto… que sigue igual.

A un año de la llegada del nuevo siglo, el 13 de agosto de 1999, Garzón fue interceptado por una motocicleta mientras conducía su Jeep Cherokee, poco antes de las 6 de la mañana. Cinco disparos fulminantes sentenciaron la risa en Colombia.

Cada 13 de agosto retumba la carcajada que contagiaba a millones de familias. Cada 13 de agosto hace falta un Heriberto de la Calle que desembetune la verdadera cara de quienes ostentan el poder; los comentarios de Godofredo Cínico Caspa, no para reírnos y tildarlos de extremos, sino para darnos cuenta de que hay quienes los abanderan actualmente; o alguna de las recetas de Dioselina Tibaná, a ver si alguna nos desatora este nudo en la garganta llamado “paz”.

Y sí, Jaime era incómodo. No por sus programas, no porque insultara. Era incómodo porque pensaba, y eso parece subversivo en este país. Peor aún: pensaba en público y en voz alta.

Se embetunaba la cara, se ponía un bigote o un uniforme y salía a decir lo que nadie se atrevía a decir —y muy pocos a pensar—. Garzón molestaba sin sesgo. Molestaba a los paramilitares, a la guerrilla, a los políticos, a los de aquí, a los de allá. Y, por si fuera poco, logró lo impensable: poner de acuerdo a todos los anteriores. Lastimosamente, no para sacar adelante este país, sino para decidir cuál de todos apretaba el gatillo.

Un cuarto de siglo después, si usted hace un chiste sobre la patria, termina condenado por un sinfín de trinos explosivos en X (antes Twitter), acusado de traición y señalado como golpista blando. Pero si la patria se vuelve un chiste, no pasa nada. Simplemente “eso es folclore”, como decía Heriberto.

Hoy, la risa sigue siendo el arma más eficaz para darnos cuenta de la realidad de nuestro país, pero, aun así, no es suficiente. Colombia se acostumbró a disparar con una mano y llorar con una flor en la otra. Porque, mientras cada año se sigue homenajeando su legado —y el de muchos otros que trataron de nadar a contracorriente—, en la Colombia profunda y olvidada siguen muriendo quienes toman el valeroso riesgo de proponer una manera distinta de construir país.

Tras dos décadas y únicamente dos condenados, seguimos riéndonos de nuestras desgracias, pero con una risa vacía. Nos seguimos quejando en voz baja, votando y arrepintiéndonos, y esperando que baje del cielo otro Garzón para que nos resuelva esto.

Quizá el mejor homenaje no sea otro busto, otra placa conmemorativa ni otro especial de televisión triste, sino mantenerlo vivo: ser más Garzón. Ser más incómodos, más irreverentes, no tragar entero. Ser más capaces de reírnos del sistema sin dejar de lamentar y pedir justicia por las víctimas. Pensar. Pensar tanto que la ignorancia se vuelva el chiste; hacer memoria sin permiso y construir país sin esperar salvadores. Pues bien dijo él: “Si ustedes, los jóvenes, no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo, ¡nadie!”.

Ser más Garzón no es un acto de nostalgia, sino un llamado a pasar del silencio a la acción. Hoy, a 26 años de su partida, además de seguirnos preguntando quién lo mató, nos preguntamos: ¿Qué diría Jaime? La respuesta es clara: hay que llenar esa risa vacía, ser sensibles ante los invisibles y seguir incomodando. Hacer que el humor no sea el escudo, sino la fuerza. Solo así Garzón seguirá vivo y seguiremos riéndonos de nuestra realidad, pero, a la vez, trabajando para que el llanto sea opacado por la risa, y tengamos más verdades incómodas que mentiras cómodas.

Si esto se nos convirtió en un teatro, que siga el espectáculo, pero que no se nos muera el comediante sin haber entendido el chiste.

Por Juan José Salazar

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Yimmy Arana Varela(68264)14 de agosto de 2025 - 02:56 a. m.
Gracias por recordarnos an Garzón, señor columnista invitado!
ELIZABETH MORALES(23598)13 de agosto de 2025 - 01:47 p. m.
Gracias por acordarte de él. Bien dicen que las personas no mueren mientras podamos recordarlas.
juanmi31(37703)12 de agosto de 2025 - 11:56 p. m.
Excelente columna, pero se olvidó decir que Colombia es un país de hipócritas, por eje. cuando estalló el chisme de Leyva que buscaba dar un golpe de estado los primeros en protestar fueron los ultragodos del centro demoniaco opinando que eso no se podía hacer, cuando lo que quieren es eso: sacarlo del poder. No cree usted que todos los que protestan por la condena a Uribe posan de uribistas pero en su fuero íntimo piensan que la condena fué justa?.
Maria Eugenia Velez Velez(56068)12 de agosto de 2025 - 12:56 p. m.
Su silencio sigue hablando...
Lucila Castro de Sanchez(60806)11 de agosto de 2025 - 08:51 p. m.
Me gustô tu columna.Haces un anâlisis sincero sencillo,sin aspavientos,pero retratas a la perfecciôn el talante de ese ser grande,sincero y muy confiado de la bondad del ser humano.Le faltô dudar un poco de la transparencia de la polîtica y la justicia.Seguirâ siempre en nuestras mentes y nuestros corazones!!!
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