
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El deporte transforma; une barrios, abre puertas, crea pertenencia. A punta de disciplina, vuelve rutina lo que parecía excepción; multiplica todo lo que toca: la salud, la convivencia, la movilidad social. Es prevención de lo que no se ve en el noticiero porque evita la noticia: la pelea que no estalla, la deserción que no ocurre, la adicción que no empieza. Una cancha abierta cuesta; una cancha cerrada mata.
El gobierno del presidente Gustavo Petro recortó el presupuesto del Ministerio del Deporte de $ 1,313 billones de pesos en 2024 a $312 mil millones para 2026; una decisión que golpea a todos los colombianos. El deporte no es un lujo, es una política pública de alto retorno. La Organización Mundial de la Salud (OMS) documenta que la actividad física previene enfermedades cardiovasculares, cáncer y diabetes; mejora la salud mental; eleva el rendimiento cognitivo en niños y adolescentes; y reduce la mortalidad prematura entre un 20 % y 30 % en aquellas personas inactivas que se vuelven activas. Es salud que se gana y costos sanitarios que se evitan.
El retorno del deporte no solo viene en medallas, también es social. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) impulsa el deporte como herramienta de protección contra el delito y de resiliencia en jóvenes en riesgo; una política pública mucho más poderosa que el programa Jóvenes en Paz, que le costó $186 mil millones de pesos al país en 2024.
¿Qué significa este recorte para Colombia? Significa comunidades divididas, canchas apagadas, jóvenes sin propósito y entrenadores que abandonan. Es el mensaje equivocado para los que más necesitan al Estado: niños y niñas de familias que les hace falta todo. Significa que programas como Atleta Excelencia, del cual yo fui parte, se vuelven frágiles. Detrás de cada competencia tuve un fisioterapeuta, un entrenador, un pasaje comprado a tiempo. Detrás de cada medalla hubo planificación, equipos, Estado. No hay resultados sin semilleros; no hay semilleros sin escuelas de formación; no hay escuelas sin un Ministerio del Deporte con presupuesto serio y oportuno. Los podios internacionales comienzan en un coliseo de barrio, con un piso marcado y un cronómetro que funciona. Si no hay base, no hay cima.
Es momento de que Colombia recupere sus prioridades. Si el objetivo es cambio, igualdad y prosperidad, el deporte es la mejor inversión: abre oportunidades visibles para aquellos que no tienen con qué. Por la niña que llega al coliseo con los tenis rotos y no se rinde; por el joven que madruga a las piscinas porque ahí encontró disciplina y familia; por los entrenadores que cambian vidas con sacrificio y amor. A ellos no podemos fallarles.
Presidente Petro: recortar el deporte es recortar futuro. Yo nací con asma, entré a una piscina buscando aire y, con disciplina y esfuerzo, encontré un gran futuro: de niño enfermo a semifinalista olímpico, medallista panamericano, entre otros logros. Nada de esto hubiera sido posible sin el sacrificio de mis padres y sin un país que, a través del sistema deportivo, me tendió la mano. Colombia necesita más Marianas, Jackelines, Óscares, Ángeles, Luises. Colombia necesita futuro, uno que solo se construye con oportunidades, disciplina y unidad. Colombia lo necesita a usted.
* Nadador olímpico colombiano, medallista panamericano y ganador del premio Juego Limpio Guillermo Cano 2020.