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De la cinéfila y otras pasiones

Columna del lector

06 de mayo de 2015 - 11:00 p. m.

Cámara en mano, claquetas cerradas y un potente grito de “acción” llenaron de la magia del séptimo arte el ambiente durante diez días en la última versión del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici), con más de 380.000 asistentes y un total de 1.090 funciones, de las 412 películas que participaron.

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Este encuentro, que da lugar a las propuestas hechas en el mundo de la escena independiente, cumplió este año su decimoséptima edición y más allá del gran volumen de películas que ofrece, busca darles tanto a cinéfilos como iniciados la oportunidad de ver y educar el ojo con las apuestas de pequeños y grandes productores desde una óptica alejada de la escena comercial.

Explorando el festival y en un proceso de cuidadosa búsqueda, me encuentro a los colombianos que participaron en el Bafici y decido darles parte de la apuesta. Sus proyectos resultaron tentadores por muchas razones, pero quizá la más importante es que algunos de estos son hechos con las uñas. En ese orden de ideas, hagan sus apuestas, paguen sus entradas y abran bien los ojos. Estas fueron mis favoritas: Días extraños, de Juan Sebastián Quebrada, que narra la historia de una pareja de colombianos que vive en Buenos Aires, una mirada en blanco y negro que intenta retratar la intimidad de los personajes a través del humor negro. Ella la noche, por otro lado, es un cortometraje de Hans Dieter Fresen que cuenta con Simón Vélez López como productor ejecutivo, en donde se narra la historia de Agustina y cuya temática es poner en escena el día en que dos personas aparentemente extrañas se encuentran. Y finalmente está El aula vacía, una película compuesta por cortos realizados en países como Argentina, México, Brasil, Perú, Uruguay, Colombia y El Salvador, coordinados por Gael García Bernal, que comparten como tema transversal el difícil acceso a la educación en estos lugares. Si bien por este año el festival se despide del público, queda abierta la propuesta de proyectar los sueños en una pantalla que durante un tiempo es la única luz y la única realidad que vemos en nuestra caverna, tal como lo planteó Platón, o como bien lo dijo Luis Ospina alguna vez: (Ser cineasta) Es un oficio de tinieblas. Por eso Dios dijo hágase Lumière y el cine se hizo. El cine es el único arte que da a luz”.

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Por: Ángela Martin Laiton

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