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El bocadillo y la tradición de tirarse la comida

Columna del lector

05 de noviembre de 2018 - 12:00 a. m.

Por Juan Sebastián Solís

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Un bocado de pandebono no es solo una masa de harina, huevo, y almidón de azúcar. Para muchos contiene también los arreboles que se alzan sobre Los Farallones, el susurro del río Cali y todo el sabor de la cultura vallecaucana.

Pero toda creación sagrada invita al sacrilegio y, por eso, no falta quien le pone bocadillo al pandebono. Terminan por desconocer a toda una tradición gastronómica y degenerar la cultura. Precisamente, por el lugar que ocupa en ésta, es que se le celebran festivales y toda clase de homenajes. En el Festival del Pandebono, tributo celebrado en el marco de la fundación de Cali, las mejores panaderías de la ciudad compiten por el puesto de mejor pandebono. ¿Qué pasaría si alguno de los concursantes compitiera usando bocadillo?

Usar este ingrediente es un insulto, teniendo en cuenta que normalmente se usa como una especie de comodín de las comidas. Es eso que se le echa a lo que no es tan rico. Junto con la salsa de tomate, sirve para tapar los sabores que no son suficientes para el paladar. Por esto se le pone bocadillo al borde de la pizza, que de otra forma terminaría en la basura. Le ponen dulce “para ver si se lo comen”. Ponérselo al pandebono es un agravio a su sabor y un menosprecio a toda una cultura gastronómica.

Por ejemplo, México es uno de los países con mayor riqueza cultural. En lo gastronómico, indudablemente es una potencia. Tienen de todo, entre eso, sus famosos tacos. Estos son un patrimonio para los mexicanos y por eso el burrito es considerado una blasfemia; casi peor que no echarle picante a todo. Nuestros vecinos estadounidenses, como raro, intentaron robarse la esencia de este manjar clásico, pero al hacerlo evitaron una conexión auténtica con esa otra cultura gastronómica que intentaron imitar. Algo similar pasa cuando le echan bocadillo al pandebono y ni siquiera tienen la decencia —como al menos tuvieron los gringos— de cambiarle el nombre.

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Está bien que uno puede hacer de todo lo que se le dé la gana: desde echarle piña a la pizza hasta ponerle Nutella a una arepa. Pero no se puede negar que dichas transformaciones, en ciertos casos y cuando se aplican a comidas tradicionales, terminan por deformar las culturas degenerando sus productos. Por eso, por el respeto a los creadores de tan precioso manjar, no le eche bocadillo al pandebono.

¿Le echaría mantequilla de ajo a un jamón serrano? ¿Comería sushi con salsa de tomate? Si su respuesta fue afirmativa, déjeme decirle, primero, que es muy osado, pero ante todo su gusto es pésimo. El gusto es bueno o malo con referencia a una cultura, y si usted considera tener buen gusto para apreciar la gastronomía del Valle, de seguro se goza tanto el pandebono tradicional como yo. Si, por el contrario, acepta no tener buen gusto, vaya y siga comiendo empanada con arroz, sancocho con papa y caldos con leche.

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