La apertura de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander se ve lejana debido a que el gobierno venezolano espera que con el estado de excepción se pueda crear todo el escenario favorable para ganar el mayor número de plazas en las próximas elecciones de la Asamblea Nacional.
Contando con que las votaciones se llevarán a cabo el 6 de diciembre de 2015, es muy probable que por lo menos hasta esa fecha se mantengan cerrados los puentes.
Ante dicho panorama, la frontera debe prepararse para, por lo menos, cuatro meses de cese de actividades e intercambios comerciales con Venezuela.
Cúcuta y su área metropolitana cuentan actualmente con cerca de un millón de habitantes y es la región con mayor informalidad laboral del país (70%) y una de las más altas tasas de desempleo: 14%, según el DANE.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que estas estadísticas se han mantenido intactas casi por cuatro años consecutivos, por lo que sería importante analizar qué tan conveniente sería para nosotros los cucuteños que Nicolás Maduro mantuviera a sus guardias en los pasos fronterizos.
En el caso de que los pimpineros no lograran pasar más gasolina para Colombia, el gobierno local se vería obligado a incentivar la apertura de más estaciones de servicio, teniendo en cuenta que en el área metropolitana sólo hay 24 de ellas.
Es precisamente en este negocio en el que se podría vincular a las cerca de 3.000 personas que se dedican a este trabajo informal y, a su vez, se recaudarían más impuestos por concepto de sobretasa a la gasolina en Norte de Santander.
Ahora, otro escenario posible sería el aumento del consumo de productos agrícolas que más se procesan en la región, como arroz y café, generando un incremento significativo en las ventas de las empresas regionales, las cuales tienen como principales socios comerciales a la región Caribe y el interior del país.
Cabe aclarar que la compra de los productos de la canasta básica propios de Colombia aumentaría luego de que se acabe la existencia de mercancía venezolana en los abastos de Cúcuta, que por lo visto puede llegar a durar cerca de cuatro meses más, en el caso de que ya no estén entrando más artículos por las trochas.
En el momento en que los cucuteños “compremos colombiano”, tendremos la oportunidad de que grandes empresas vuelvan a vernos como una región atractiva para los negocios, porque, si años atrás nos hubieran cerrado por mucho tiempo la frontera, muy posiblemente Bavaria no se hubiera llevado su fábrica y muchos de los que fueron sus empleados no tendrían que estar contrabandeando para poder comer.
A esto hay que sumar la baja tributación por concepto de bebidas alcohólicas, debido a la entrada sin control de cerveza venezolana.
Así las cosas, los cucuteños debemos ver esta coyuntura como una oportunidad, pues la solución a la crisis está más cercana de lo que creemos. Poco debemos esperar del Gobierno Nacional, que por años nos ha hecho conejo con sus medidas económicas, aunque un empujón desde la Casa de Nariño no nos caería mal, ya que para empezar a promover la llegada y creación de industria se deberían establecer verdaderos estímulos tributarios.