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El desamor y el Amor actual

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Diana Carolina Gómez Restrepo
15 de septiembre de 2025 - 05:00 a. m.
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Hace unos días terminé con una mujer encantadora que conocí en una app de citas. Fueron tres meses de relacionarnos, pero al final nuestros tiempos y formas no coincidieron y todo acabó. Desde eso siento un dolor profundo, pero sereno… y la pregunta ¿por qué me duele tanto si solo fueron tres meses? Más allá de mi sentimiento actual, hoy desperté queriendo escribir sobre el amor, el amor que necesitamos tanto, que nos impulsa, motiva, que alegra nuestros días, nos conecta directamente con la sensación de estar vivos o el amor que nos destruye, nos hiere o nos limita… hay tantas caras en esta experiencia humana.

¿Cómo vivir la experiencia del amor sin sufrir más de la cuenta? ¿cómo renunciar a la idea de eternidad y permanencia? ¿cómo entregarse a pesar de no saber si en algún momento va a terminar? ¿o lo que va a hacer el Otro con el poder que le das? ¿cómo respetar al otro en su individualidad y no tratar de moldearlo a nuestro deseo o necesidad? ¿cómo entender que el amor no solo es El amor de pareja, sino El amor de los amigos, mascotas, plantas o familiares? El amor está en todos lados, podría decir, pero siento que nos enseñaron una historia limitada de este.

Recuerdo unas palabras de Oliverio Girondo: “Cómo amar sin poseer. Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire. Amar es un pretexto para adueñarse del otro, para volverlo tu esclavo, para transformar su vida en tu vida, cómo amar sin pedir nada a cambio, sin necesitar nada a cambio”. Amar es un pretexto para adueñarse del otro, es lo que más me impacta de estas palabras, y es que hay tantas barreras invisibles en el amor, tantos terrenos sensibles, tantas renuncias, tanto sacrificio, tanto dolor y tanta violencia. Que sí, hoy me doy cuenta de que muchos no sabemos amar, que lo que muchos consideran que es el amor termina convirtiéndose en el permiso para tratar al otro como un objeto o para idealizarlo como ese ser que salva, que da un sentido, un lugar o nos llena de valor, cuando todo eso ya está en nosotros.

Creo que lo complejo es que aprendimos a amar desde nuestras heridas, desde nuestras carencias, desde muchos imaginarios o imperativos sociales, desde los ejemplos que vimos en la familia o en la TV. Tanta información, tantas voces susurrando sobre el amor, tanto drama. En Colombia amamos mal, lo muestran las estadísticas de feminicidios y de violencia intrafamiliar y, más allá, todas las barbaridades de las que somos espectadores en la cotidianidad, tanta violencia, tan poco valor por la vida y tan poco cuidado por el otro.

¿Qué nos queda? Una invitación: problematicemos y repensemos el amor para que se convierta en una experiencia de transformación, expansión y sirva de camino a la sanación… Recordar que el amor no solo está en la pareja, que los vínculos sostienen, que en ocasiones tu mascota hace que te sigas levantando y eso también pertenece al amor.

Y sí, el desamor duele, pero no duele siempre y sí, ahora lo sé, más allá de nuestros ritmos de vida, también influyeron nuestras heridas, que de una u otra forma terminaron incidiendo en que este amor no fuera posible. No dejo de recordar las palabras de un viejo amigo “el amor es eterno mientras dura”, gracias por estos meses de felicidad… yo seguiré aprendiendo a amar y amarme, esta es la conclusión de esta experiencia, espero conservar el valor para atreverme amar una vez más.

Por Diana Carolina Gómez Restrepo

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