Publicidad

El verdadero negocio redondo

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Daniel Calderón
20 de enero de 2025 - 05:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Imaginemos un aberrante mundo ejemplar del más rapaz capitalismo tardío en el que toda expresión creativa se encuentra cooptada por las grandes corporaciones. Un mundo en el cual el escritor de prosa, por ejemplo, debe pagar sumas de dinero extravagantes a casas editoriales para que publiquen su obra. No solo esto, sino que también los editores, los correctores de estilo y los lectores hacen todos sus trabajos de manera voluntaria, sin cobrar un solo centavo.

Además, como si esto fuera poco, en esta distopía el escritor de prosa es forzado a enviar sus manuscritos a una única casa editorial a la vez (mientras esta se encarga de aprobar el valor creativo y estético de su obra) bajo la amenaza de un veto múltiple si incurre en la tan mala práctica de obligar a las compañías a competir por las obras de calidad. En otras palabras, por ejercer la competencia en su nicho de mercado.

Para terminar, y a modo de postre de cereza adornando este pastel de rampante criminalidad, imaginemos que las casas editoriales prohíben rotundamente a los autores de los manuscritos que aceptan para su publicación difundir el contenido de sus obras libremente e imponen precios exorbitantes sobre el acceso a los escritos. Se apoderan, sin ofrecer ninguna remuneración, de los derechos intelectuales de la obra. Esta distopía tiene nombre: el mundo de las publicaciones científicas.

Hace seis meses, una demanda contra seis de las más grandes casas editoriales especializadas en ciencia (Elsevier, Wolters Kluwer, John Wiley & Sons, Sage Publications, Taylor and Francis, y Springer Nature) fue radicada en una corte federal del distrito de Nueva York, acusándolas justamente de incurrir en las prácticas descritas anteriormente.

Y es que no se trata solo del evidente sistema de explotación que han montado las grandes compañías de publicación científica, en el que unos pocos magnates se lucran vulgarmente del arduo trabajo que los investigadores realizan para hacer avanzar la ciencia y el conocimiento, ¡sino que se están apoderando de dinero público destinado a subsidiar la investigación científica! Estos grandes capitales que deben pagarse a las revistas especializadas provienen no de los bolsillos de los autores (lo cual ya sería una desgracia suficiente), sino de los fondos públicos destinados a proyectos de investigación que deberían cubrir, entre otros gastos, laboratorios, becas y sueldos de asistentes postdoctorales y de estudiantes doctorales.

Para poner en contexto la gravedad del asunto, presento dos cifras: las ganancias marginales (en español claro, el porcentaje de los ingresos que representan las ganancias) de Alphabet, la compañía matriz de Google, fueron en 2023 del 22,03 % en promedio. Las de Elsevier, 33,1 %. Algo huele aterradoramente mal: una casa editorial, cuyo trabajo es publicar artículos científicos escritos por terceros a quienes no les pagan un centavo, revisados y corregidos también por académicos voluntarios, es considerablemente más rentable que una de las estrellas doradas de la industria tecnológica estadounidense.

Con esta situación, no se sabe qué es más triste y desagradable: si el sistema de explotación que se ingeniaron los grandes magnates de las publicaciones especializadas, el hecho de que ese dinero (con los académicos y universidades como intermediarios) vaya de los bolsillos de los contribuyentes a las casas editoriales, o el marasmo característico de los académicos que hasta ahora (¡y aleluya!) despiertan y no se han opuesto con fuerza antes, a pesar de que se murmure en los pasillos, de que se lamenten del estado de las cosas, a tan descarado esquema de estafa del que la ciencia sigue siendo víctima.

Por Daniel Calderón

Conoce más

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.