Publicidad

Faena horripilante e indigna

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Columna del lector
03 de marzo de 2014 - 03:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

¿Quién iba a creer que el regente de la Alcaldía nos saliera aficionado a los pases de lo que precisamente prohibió: el toreo? Les ha hecho el quite a las embestidas del acucioso miura que le toco en suerte, sorteo dirigido del encierro en el que nuestro hombre vestido de luces participó a la mejor usanza toreril.

Ha acudido para ello a las “chicuelinas”, las “verónicas” y, claro está, a las “navarras”, en las que nos detendremos de manera breve —aclaro en este punto que no se trata de una suerte de autoría de Antonio— que, según alguna explicación de tauromaquia a la que tuve que acudir, consiste en: “Navarras. Es una suerte de capas donde el torero gira en dirección contraria a la de la embestida del toro”. ¿Acaso no ha sido una bien ejecutada navarra la estrategia de eludir el asunto concreto de las basuras, con todas las improvisaciones, con la adquisición de un número de compactadores que no correspondían a estudio técnico y al arrendamiento de otros, esos sí ecológicos porque traían maleza silvestre tornándolo en una discusión de otro tercio? Y lo hizo engalanándose con remates y arreboles despistando al astado y al público, capoteando el impase llevándolo a los terrenos de la persecución, de la izquierda, del poder del pueblo, de la democracia a su acomodo que no respeta instituciones.

Pasando al tercio de varas, al burlado toro le correspondió un picador de la mayor rigurosidad por el conocimiento de su instinto: el antiguo viceprocurador que, después de haber dado cuenta de varias cuadrillas y convertido en riguroso picador por hados destinos, ahora considera inescrupuloso cuanto él había hecho, quizás porque sólo pudo ser mozo de espadas. Refuerza la escena, como segundo picador, quien si fue procurador y también fue fiscal, ¿cuál era su posición ante asuntos como los que acontecen? Sin duda al toro le infligirán extremado castigo.

En lo que sí se excedieron, de ello no cabe duda, ha sido en la recién culminada suerte de las banderillas: muchos hierros de castigo en el cerviguillo del noble embestidor ¿Quién había visto algo así como un millar de apéndices de las que ocupan este espacio, disfrazadas de tutela? Eso no constituye nada diferente de confundir a un ser que sólo recurre a su instinto, a sus genes, para arremeter contra los engaños, en todo caso haciéndolo en sometimiento a los cánones que infunden la tauromaquia.

Estamos entrando al tercio definitivo, en el que se cambia el estoque utilizando el de verdad o de muerte, veremos el desenlace. El toro, le consta al público, ha acudido a enfrentar todas las artimañas, sin importar que el torero no haya dado muestras de hidalguía y le haya intentado patear en los ijares y le haya cortado la energía con sucesivos requiebres no permitidos. Dicho en otros términos menos elegantes pero más concretos quizás por lo coloquiales: ¡ha jugado sucio! Al hombre de luces se le fueron eso, precisamente las luces, y mira con malhadada expresión hacia el palco destinado a la Presidencia para ver porque le ha sonado un aviso. Pedirá permiso para matar… Ignora que el bragado miura intentará hacer lo mismo pero no permiso requiere permiso… su acción está ceñida a natura, a su constitución.

Por el momento, no queda sino calificar de torpe y falto de gracia al matador, al punto que no sabemos cuál es la bestia. No supo administrar la corrida asesorado por feble cuadrilla.

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.