¿Por qué la gente cree en un dios? Sin haber ningún tipo de prueba, ¿qué es lo que nos hace tener la necesidad de creer?
Hay muchos argumentos al respecto, entre ellos se encuentra el de Robert Sapolsky, que afirma que el creer en algo sobrenatural, tal como un dios, es una ventaja evolutiva, ya que es un sistema natural antiestrés y antidepresión. Por sobrenatural se entiende a un dios, dioses, deidades, energías, reencarnación o cualquier tipo de creencia que se fundamente por el mero hecho de tener fe. Estos también incluyen creencias que si se han demostrado falsas, tales como las supersticiones o la astrología.
En toda civilización conocida hubo algún tipo de religión o creencia, comprobando así que es un comportamiento completamente humano; de hecho, personas que no crean en una explicación sobrenatural no mayoría.
Hay otro factor muy importante: los padres suelen inculcar la religión a sus hijos, ya sean religiones, sectas o cualquier creencia con sus respectivos dogmas, que se mantiene por tradición y adoctrinamiento, no por un pensamiento crítico propio del individuo.
Sumado a esto, la religión, al menos en la mayoría de los casos, es la única área del conocimiento en la que está bien visto ser ignorante. Muchos justifican, defienden y hablan a favor de, por ejemplo, la Biblia sin siquiera haberla leído.
Se tienen estas creencias porque la búsqueda de significado es humana y queremos creer que las cosas que hacemos tienen un significado mayor, que sean parte de algo que nos trascienda y nos dé sentido, tanto a nosotros como a la existencia misma.
Por lo tanto, también es un sistema de defensa contra posturas más nihilistas, ya que es más lindo para muchos creer que habrá algo después de la muerte, que nos reencontraremos con nuestros seres queridos allí, que todas las injusticias serán juzgadas y penalizadas en vida o después de la misma, que somos parte de algo mayor. Y no, por el contrario, que sea una posibilidad que la vida misma carezca de un sentido intrínseco. La mayoría de creyentes ni siquiera conciben como una opción este escenario.
Es un mecanismo de defensa para llenar un vacío que es generado a su vez por nosotros mismos, somos los únicos seres vivos que se plantean su existencia y su significado. Al no tener respuestas certeras a este tipo de preguntas, nos conformamos con determinados sistemas de creencias que se basan en la fe.
En cuanto a las creencias, es curioso que se defina como ateo al que no cree, ya que es el único sistema de creencia, al menos de uso habitual, que se identifica por lo que no se cree en vez de por lo que sí se cree. No se suelen utilizar definiciones para los que no creen en determinada religión, en la reencarnación, en la astrología, etcétera. Esto demuestra lo ligada que está la sociedad a la religión. Hasta el año en el que vivimos está ligado directamente a un sistema de creencias, encontrándose así en el calendario que se utiliza en la mayoría del mundo.
Hoy día es lógico que haya algo más de ateos y agnósticos que antes, ya que, en el pasado, cualquier acontecimiento era inconcebible que se explique científicamente, y actualmente se pueden explicar muchos más fenómenos, igualmente hay infinidad de cosas que no sabemos, y estamos limitados por lo que podamos llegar a comprender.
Todo pareciera apuntar a que si las personas realmente se cuestionaran las creencias que simplemente mantienen por tradición no existirían las religiones, ya que estarían desligadas de cualquier grupo de creencias con sus dogmas. En gran parte, porque todos los libros de las distintas religiones fueron creados por personas de otras épocas.
Estos escritos no están en concordancia con nuestra mirada moral de la sociedad actual, porque era otra época y lo que diga un dios sería completamente atemporal. Si bien su existencia es inverificable, no hay nada que demuestre la existencia y por ende es más lógico al menos considerar su inexistencia como una posibilidad. Igualmente, si el hecho de creer hace sentir mejor anímicamente a la mayoría de personas, ¿es mejor que crean?
En esto último hay un gran dilema. Creer en un ser superior es simplemente una postura más, pero los distintos sistemas de creencias han generado problemas a la sociedad, ya que en nombre de “dios” se han cometido infinidad de atrocidades, sean muertes, castigos, condiciones que atenten contra la propia vida del creyente o simplemente la amenaza de que por el hecho de no creer el cielo no te pertenece.
Claramente se observa una tendencia a creer lo más improbable pero reconfortante que lo más probable e incómodo.
Continuando con la misma línea de argumento, podríamos estar en una simulación o podría ser que los primeros seres unicelulares hayan sido creados por una forma de vida de otra galaxia, que reencarnemos indefinidamente, que el universo llegue a un fin y luego se reinicie y repita todo exactamente igual. Estos argumentos son tan inverificables como la existencia de un dios. O un ejemplo que realmente parece menos probable es que todo lo que existe sea producto de la imaginación de quien lee o escucha esta nota. Hay infinidad de posturas e ideas posibles.