Publicidad

No, no es el tono

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Sara Alejandra Marín Valencia
13 de noviembre de 2023 - 02:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Hagamos, antes de empezar con el desarrollo de la tesis central de esta columna, un ejercicio: pensemos en la situación que pasó en el Concejo de Medellín, donde el anterior alcalde de la ciudad usó una palabra de “grueso calibre” para responderle a un concejal del Centro Democrático.

Estando situados en esta escena y todo lo que desencadenó, me pregunto: ¿qué hubiera pasado si el hijueputazo hubiese salido de los labios de una mujer? ¡Ay, el escándalo!

El escándalo no hubiese cabido en las páginas de los periódicos de este país puritano y sobre todo de doble moral. Dado el caso de que hubiese sido una mujer y no un hombre quien hubiera empleado dicha palabra, tan común en el lenguaje colombiano, le hubiesen caído críticas de todo tipo.

Haciendo un recuento de los lugares comunes, lo primero que saldrían a decir quienes se paran desde un pedestal moral para determinar lo que está bien o mal hecho o dicho es que ese tipo de palabras no responden a las “buenas costumbres” que debe tener una mujer en la sociedad.

“Es que maltrata a la persona con quien habla”: ay, claro. Como siempre, los comentarios cuando una mujer habla en tonos que no responden a los establecidos son estos. El drama por sobre todas las cosas, donde reluce el machismo rampante y victorioso imponiéndose a través de los imaginarios colectivos de lo que debe ser y hacer una mujer.

Pero, dejando el hijueputazo de lado y centrándonos en las mujeres y sus usos discursivos y lingüísticos, si nos situamos en escenarios de poder también podemos percibir lo mismo: una coacción férrea, exagerada, exacerbada de lo que debe decir y hacer una mujer.

Los hombres, que son quienes tienen la mayoría del poder en este país, detestan sobremanera que una mujer los cuestione, les haga preguntas, les dispute el control que ejercen en sus diferentes cargos o sean su competencia. ¿Por qué?

Cuando sucede —y para ello invito al lector a que lleve a su mente una escena donde una mujer cuestionó a un hombre con poder, sea cual sea el cargo—, la respuesta siempre será invariablemente o en la mayoría de casos que ese no era el tono, la forma o el estilo “apropiado”.

Ah, pero, eso sí, cuando es un hombre el que usa palabras en diferentes escenarios se le normaliza, se le aplaude, se replica, todo se torna en risas. Cuando es un hombre el que alza la voz, se justifica porque “es quien manda”, “tenía motivos” y más argumentos vacíos por el estilo que solo corroboran que lo que realmente molesta es que una mujer se atreva a decir lo que piensa, a manifestar lo que siente.

¿Por qué será que en este país nos cuesta tanto ver las diversas formas de expresión que tienen los millones de mujeres que hay acá? ¿A qué se debe esa costumbre arcaica de que las mujeres deben manejar el tono? Dicho en otras palabras, hace referencia a que la mujer en la mayoría de los casos debe callar, porque “son ellos los que tienen el poder”.

Por esta y muchas razones más, digo y reafirmo mi postura y es que el problema, la verdadera dificultad, no es el tono. El problema, el disgusto mayor es que las mujeres en pleno siglo XXI no nos quedamos calladas ante las injusticias, ante lo que nos molesta, ante lo que nos genera incomodidad.

Por Sara Alejandra Marín Valencia

Conoce más

 

Atenas(06773)13 de noviembre de 2023 - 03:07 p. m.
Qué cerrada defensa hace Sara del derecho q’ tienen las Evas pa expresarse según les plazca y hasta hacerse boquisucias pa ponerse así en el mismo plano de los Adanes; q’ es cuestión de igualdad, afirma. Argumento burdo o baladí ese, pues sí más destacadas Dulcineas en el mundo- M.Tatcher, I. Gandhi, G.Meir, A.Merkel…- no han tenido q’ recurrir a tal lenguaje digno de furufufas pa hacerse tan celebres y ejemplares, ¿x qué aquí si han de llegar a ser tan vulgares? ¡Diferénciense!
  • Atenas(06773)13 de noviembre de 2023 - 03:07 p. m.
    Comentario de Atenas, el clásico.
Natalia(dtuqq)13 de noviembre de 2023 - 02:31 p. m.
Qué ladrillazo de columna.
Eduardo(26198)13 de noviembre de 2023 - 02:15 p. m.
Deje de quejarse que las mujeres hace muuuucho tiempo son similares en su comportamiento a los varones. Recuerdo mis épocas de estudiante y ellas eran más groseras y ordinarias que los hombres.
Manuel(9808)13 de noviembre de 2023 - 10:58 a. m.
Si la mujer tiene que bajar hasta el lodazal masculino para reivindicarse, más le vale que se quede donde se encuentra. Por legítima que sea la igualdad, la mujer debe conservar sus ventajas casi imperceptibles pero profundas, que poco a poco ha venido perdiendo en la feria de la igualdad.
Usuario(51538)13 de noviembre de 2023 - 10:20 a. m.
No hable paja, señora Marín. Padilla, la "animalista", le soltó tremendo madrazo a Lafaurie, ante un enjambre de micrófonos, y nadie salió a crucificarla; por el contrario, a muchos les pareció refrescante esa palabrota contra un representante del paramilitarismo y la ultraderecha de Cabal. Lo suyo es feminismo trasnochado.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.