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La inocencia política y la prudencia

Columna del lector y Carlos N. Cano Sokoloff*

18 de agosto de 2020 - 12:01 p. m.

Hace unos días ocurrió uno de los eventos políticos más importantes de la historia reciente de Colombia. Si bien su carácter es jurídico, las implicaciones políticas son inmensas y por eso es importante opinar con mucha prudencia.

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Veo a muchas personas de todas las creencias políticas reaccionando precipitadamente ante todo lo que está ocurriendo con el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Lo primero es recordar que todavía no hay sentencia, por lo que es muy difícil afirmar sobre si se falló o no debidamente. Lo segundo es que muchos actores políticos van a aprovechar la coyuntura para adelantar sus agendas personales. Debemos como ciudadanos mantener la calma, dar un paso atrás y pensar bien lo que decimos y hacemos.

También, tenemos que evitar caer en la idea de superioridad moral/intelectual (que veo a mucha gente compartiendo) en la que afirmamos que la otra parte es “incoherente”, “ingenua” o “boba” sin conocerla y sin saber por qué piensa como piensa. Jonathan Haidt, el autor de uno de los libros más importantes sobre por qué las “buenas personas se dividen por política y religión” nos invita a hacernos la siguiente pregunta: ¿se ha preguntado por qué las otras personas le parecen políticamente inocentes y solo usted no lo es?

Es verdad que existen personas inocentes (o malas) que no les importa mucho la verdad en ambos bandos, pero universalizar al otro de esa manera es insultar su inteligencia, solo por el hecho de pensar diferente; es tomarlo como un agente inferior, lo que es como mínimo un error para el sistema democrático. Es muy fácil caer en eso, yo mismo lo he pensado mil veces, pero tenemos que aprender a reconocerlo y cambiarlo para darle altura al debate.

Por último, es importante que dejemos a la justicia actuar con independencia y evitemos accionar de manera desproporcionada. Mientras tanto, no olvidemos que la pobreza tanto monetaria como multidimensional está subiendo, y los problemas sociales de Colombia se están volviendo más agudos. Enfoquemos nuestras energías en darle visibilidad y apoyo a quienes quieren solucionarlos, por el bien de nuestro país.

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* Estudiante de Gobierno y Asuntos Públicos en la Universidad de los Andes.

Por Carlos N. Cano Sokoloff*

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