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¿Qué aire respira Peñalosa?

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Columna del lector
25 de enero de 2016 - 03:12 p. m.
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Enero ha sido un mes terrible para la salud de los bogotanos, por cuenta de la alta contaminación del aire.

Por: Néstor Y. Rojas R.

Durante las dos últimas semanas, los niveles de contaminantes han permanecido en alto riesgo a la salud para toda la población y en especial para poblaciones sensibles, como niños, ancianos, mujeres embarazadas y quienes ya padecen de dolencias respiratorias o cardiacas. La contaminación se ha manifestado en un cielo grisáceo, baja visibilidad y cerros opacos, debido no sólo a las emisiones habituales de industrias, vehículos, construcciones y fenómenos que resuspenden el polvo del suelo, sino también a las desfavorables condiciones meteorológicas que se presentan por esta época del año, que impiden su dispersión y transporte. El fenómeno de inversión térmica, que usualmente se presenta en la noche y las primeras horas de la mañana, no es inusual en Bogotá, pero durante este mes ha sido agravado, de manera que la alta contaminación tiende a permanecer a lo largo del día e incluso durante los días del fin de semana.

Ante esta situación, la población ha manifestado su preocupación en redes sociales y otros medios, y la contaminación del aire ha pasado a ser motivo de conversación. Sin embargo, ni el alcalde ni su secretario de Ambiente ni el de Salud han dado una respuesta a estas inquietudes. No han dado información sobre las causas y posibles consecuencias de los altos niveles de contaminación, ni recomendaciones a la población sobre cómo protegerse ante esta situación. Si el tema está en la agenda de la nueva administración, parece haberla sorprendido sin saber qué hacer. Pero parece no estar en la agenda, pues ha sido relegado por el control a la contaminación visual asociada a la publicidad exterior, un tema muy importante, pero que no causa enfermedades ni muertes. Parece que se ignora que la excedencia de las normas nacionales de calidad del aire le cuesta a la ciudad cerca de $2 billones anuales, representados en muertes tempranas, enfermedades y pérdida de productividad. Este costo social debería ser razón suficiente para que, en períodos como este mes de enero, se mantuviera a la población informada de manera permanente y se tomaran medidas mínimas de control sobre las principales fuentes de emisión de partículas.

El alcalde Peñalosa también respira este aire contaminado, especialmente cuando visita los barrios en su bicicleta, pero parece que no es consciente de sus efectos sobre la población. Por eso surgen grandes dudas sobre la capacidad de priorización de su administración con respecto a este problema, frente a otros asuntos ambientales de la ciudad. Vale la pena, entonces, enumerar algunos de los compromisos y retos que el alcaldesa y su equipo tienen. En primer lugar, debe intensificar las medidas para reducir las emisiones de partículas por parte de los vehículos a diésel, mediante programas que promuevan u obliguen el reemplazo de los buses y camiones más viejos y con alta emisión por otros nuevos, equipados con las mejores tecnologías y la más baja emisión posible. Una buena parte de los demás buses y camiones deberían ser obligados a instalar tecnologías de control de emisiones, tales como los filtros de partículas, factibles de ser utilizados desde que Ecopetrol empezó a distribuir diésel con bajo contenido de azufre en 2010. Al respecto, la suspensión de la licitación para la renovación de los buses de la fase I de Transmilenio es una mala noticia, pues posiblemente se deberá extender la vida de buses que ya han operado por 10 o 15 años, los cuales son altos emisores de partículas. Por su parte, el proyecto para la instalación de filtros de partículas, iniciado en la administración del exalcalde Petro, ha tenido dificultades que esta administración deberá resolver para lograr un verdadero compromiso de los operadores de los buses de Transmilenio y del SITP.

Las medidas de sanción a las fuentes industriales que no cumplan con las normas de emisión de contaminantes del aire deben continuar e intensificarse. La Fiscalía ya ha ayudado a la Secretaría de Ambiente a perseguir las quemas ilegales y penalizar a sus responsables, medidas que deberían seguir tomándose mediante acciones coordinadas.

Adicionalmente, se ha demostrado que la resuspensión de polvo es un alto contribuyente a la contaminación del aire de la ciudad, de manera que deberán generarse mecanismos para minimizar y evitar la acumulación de polvo en las calles y alrededor de las construcciones, controlar las canteras y evitar la deforestación y las quemas en los cerros.

Alcalde Peñalosa, lo invito a hacer que los bogotanos lo recordemos por ayudarnos a disfrutar un aire mucho más limpio, el que también usted respirará.

@nyrojasr

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