Salvar la ANTV, el resurgir de la televisión pública

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Columna del lector
18 de junio de 2018 - 02:00 a. m.
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Por Wálter Ferney Castro Aguirre

Varios de los analistas más reconocidos de este país advertían hace cuatro años sobre la desaparición de la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV), una de las entidades que se encargan de brindar herramientas para la ejecución de contenidos televisivos en los canales regionales y públicos del país. Hoy ese hecho podría pasar de las líneas escritas a la realidad, porque el Congreso de la República ha demostrado su intención, aunque resistida por la opinión pública, de bajar el presupuesto de esta entidad y llegar a su posterior liquidación.

Aunque esta noticia generó ampollas en las directivas de Teleantioquia, Telecafé, Telecaribe, Canal Trece, RTVC (Radio Televisión Nacional de Colombia), Teleantioquia, Telepacífico, Canal TRO y Canal Capital, las reacciones no se hicieron esperar y enviaron una carta que se divulgó en las redes sociales.

Ellos argumentan que liquidar la ANTV es un riesgo latente para la televisión pública, porque se perderían los recursos para las producciones y la inclusión educativa del 95 % de las personas en el territorio nacional. Agregan que “manifestamos el desacuerdo ante dicho proyecto”.

La Autoridad Nacional de Televisión fue creada en el año 2012, mediante la Ley 1507, en el que se habla de “restablecer la distribución de competencias entre las entidades del Estado en materia de televisión y se dictan otras disposiciones”. Además, esta entidad fue la que reemplazó en su momento a la Comisión Nacional de Televisión, que fue dirigida por María Carolina Hoyos, hija de la periodista Diana Turbay, fallecida el 25 de enero de 1991. Hoyos fue quien ideó la estrategia de la televisión digital terrestre (TDT), que permitió mejorar y extender la señal de televisión por más de 500 municipios del país.

Como ciudadanos pretendemos tener mejores contenidos en televisión, pero el clientelismo, la corrupción y la violencia dejaron que la ANTV perdiera el rumbo de la inclusión educativa y se inclinara más por los intereses gubernamentales del Estado. Muchos de los contenidos que se generan en la televisión pública han dejado huella, como el caso de Aprendí a quererme, una serie que muestra las principales problemáticas que afronta una sociedad como la nuestra: la violencia, la discriminación y el embarazo adolescente forman parte de esta serie grabada en 2014 y financiada por el Fondo para el Desarrollo de la Televisión, que está adscrito a la ANTV.

Sin embargo, la nueva industria televisiva ve con otros ojos la labor de la ANTV y argumenta que la entidad no concibe los objetivos en pro de las audiencias, dejando que muchos se inclinen por los canales operados por cable o la llamada “TV por internet”. Dicen que el mensaje que se quiere mostrar en los comerciales de la ANTV “no denota transparencia ni credibilidad, demeritando la labor educativa y la responsabilidad social”. La ANTV no puede ser ajena a los reclamos de estos canales y al respaldo de otros, pero también debe demostrar ante la Comisión Quinta del Congreso que los objetivos trazados hace seis años no quedaron en el olvido de las líneas sociales y periodísticas.

Dejar sin argumentos a la ANTV no puede convertirse en el nuevo resguardo de los críticos. Ahora que estamos en época electoral, pienso que se debe replantear la estrategia de la Ley 174, bajar los recursos para los contenidos que se financian y dejar la administración de este dinero en una nueva organización. El Estado y el Congreso deben darle un nuevo resurgir a la ANTV, porque la televisión pública se defiende.

@WalterFCastroA

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