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¿Será que yo no tengo pregrado?

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Columna del lector
29 de mayo de 2016 - 08:22 p. m.
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Con los recientes escándalos respecto a personalidades con altos cargos públicos que no tenían los estudios que decían tener, me desperté en medio de la noche, empapado en sudor, y me cuestioné: ¿será que yo no tengo pregrado?

Por Alejandro Díaz Castro

Si al exdoctor Peñalosa se le olvidó aclarar cuando lo presentaban en público que él no tenía doctorado, ¿por qué yo no me pude haber soñado que tenía un pregrado en una universidad de Bogotá, de cuyo nombre ahora no me quiero acordar, pero que dirige una rectora que es exministra de Educación y prima de un expresidente del cual tampoco me quiero acordar?

¿Y si es una epidemia; un trastorno del sueño que consiste en acostarse a dormir y al levantarse tener recuerdos de estudios realizados en universidades? ¿Cuántos altos funcionarios habrá así? Con razón el exdoctor Peñalosa no ha salido a aclarar lo de su doctorado directamente, debe estar superconfundido, es que nadie sabe lo que se siente. Me lo imagino.

Peñalosa: “¿Cómo así que no hice el doctorado? Si recuerdo todo a la perfección, bueno, menos lo de gerencia pública, lo de medios de transporte y lo de gobernabilidad, pero me acuerdo que estuve en la Universidad de París. Secretario de Gobierno, ¿qué hacemos?”.

M. U. Turbay: “Pues que de mí oficina salga un documento escueto, como para que la ciudadanía se vaya acostumbrando, culpando a otros de ese asunto, digamos un periodista, por ejemplo, mientras esperamos a ver si se acuerda o no, con eso usted no sale públicamente a quedar en ridículo”.

Esto es durísimo, pobre Peñalosa. Y pobre yo, aún estoy en pánico. ¿Qué será de mí si no hice el pregrado que escribí en mi hoja de vida? Si así no consigo trabajo, cómo será sin mi pregrado. Me tocará conformarme con una Alcaldía local, haciéndome elegir a punta de mentiras, diciendo que voy a hacer parques y que no voy a privatizar las Juntas de Acción Comunal (JAL) y, cuando me elijan, “qué parques ni que nada, eso son solo potreros”, diré con despotismo, y me dispondré a echar pavimento como nuestro señor Jesucristo manda, y las (JAL) las privatizaré, que si los viejitos o los niños quieren actividades o algo así que nos paguen, pero no con impuestos, sino con platica extra, o como rector de un colegio tal vez, y me fundo un programa de algo bien raro, pero que se escuche bonito.

Y si me descubren, ¿qué haré? Ya sé, de ahora en adelante, antes de tomar una decisión, pensaré: ¿Qué haría Peñalosa? Por ejemplo, ahora mismo que estoy dudando de mis estudios, ¿qué diría él? Yo sé que dijo algo así como: “shh... no digamos nada para ver hasta dónde llegamos”. Y véanlo, llegó a alcalde de la capital de un país dos veces, a candidato presidencial y por ahí hay un señor que no se sabe cómo es su situación bien, pero llegó a presidente del Concejo de Bogotá. Es decir, que yo voy por buen camino.

Lo mejor que me puede pasar es que no tenga ese pregrado, me dije a mí mismo, y logré conciliar el sueño.

Al otro día me levanté y seguí con la pendejada, pero mi mamá me la quitó con un coscorrón y me mostró el diploma del pregrado y las fotos del grado, además me quitó la idea estúpida de hacerme elegir en una Alcaldía para timar a la gente, me dijo que ella había criado gente de bien, no delincuentes, así que mientras mi señora madre me regañaba pensé: “Bueno, ¿y a Peñalosa quién le quitará la pendejada y le dará un coscorrón?”. Hoy estoy seguro de que Miguel Uribe Turbay no lo hará. ¿Será que le tocará a la ciudadanía?

@AlejoDiazCastro

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