“No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados”. Adam Smith, 1776¹.
Paradójicamente, quien escribió esta frase es considerado el precursor de la economía neoliberal, pensamiento hegemónico de la actualidad, en el que la sociedad y el comercio se regulan por la ley de la oferta y la demanda, y el Estado solo opera en seguridad y justicia. Los ortodoxos entablaron que todos los sectores deben regirse bajo este principio. Así, la salud, la educación, los servicios públicos, entre otros, están bajo el juego en el que quien los necesite debe pagar por ellos. “Testimonio reciente lo pueden dar los amantes del fútbol colombiano”.
No obstante, ¿todos somos felices y plenos?, ¿tenemos homogeneidad en las condiciones de vida, ingresos, vivienda, salud y educación? Quizá las respuestas siempre han estado a la vista de todos, pero en tiempos del COVID-19 nos sacuden como viento impetuoso que no podemos ignorar. La cuarentena exhibió sin pudor que gran parte de la población colombiana vive bajo niveles extremos de pobreza, compatriotas sin recursos para comprar alimentos, ni mucho menos para pagar servicios, personas que viven de lo que consiguen cada día, más en un país donde en promedio un 50 % de la población está en la informalidad.
Según datos del Banco Mundial, en el año 2018 Colombia ocupó el cuarto lugar como el país más desigual del mundo, detrás de Sudáfrica, Haití y Honduras, esto debido a que el 10 % de la población más rica gana cuatro veces más que el 40 % de la población más pobre.
Pero si la desigualdad es un virus de la sociedad, ¿qué la origina y la agudiza?
Esta se agravó precisamente con la filosofía del libre mercado a ultranza que inició hace 40 años con la alianza de Ronald Reagan (EE. UU.) y Margaret Thatcher (Reino Unido), quienes establecieron un fanatismo por el mercantilismo como el único garante de un Estado de bienestar social. Irónicamente, ellos omitieron decir que bajo este modelo se cumple la premisa de su precursor en cuanto a que “por cada hombre rico deben existir al menos cinco pobres”¹, frase comprobada empíricamente por la Ley de Pareto del 80-20², donde el 20 % de los individuos acumulan el 80 % de la riqueza y el 80 % de la población se reparte el 20 % de la riqueza restante (criterio utilizado por Finagro para otorgar los créditos para el campo).
Recientemente, Thomas Piketty, en su libro El capital en el siglo XXI, estableció la existencia de “una concentración de la riqueza en manos del 10 % de los más ricos y una ausencia de cualquier patrimonio en el 50 % (y en algunos casos el 90 %) de la población más pobre”³, ¿similar a la relación 1-5?
La desigualdad es producto del modelo económico que se estandarizó en todo el mundo. De allí que la vacuna está en cambiar esta filosofía. En un foro desarrollado en la Casina Pío IV, sede de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, ante los líderes financieros y especialistas económicos del mundo, el papa Francisco dijo sobre el tema: “Estas realidades no deben ser motivo de desesperación, sino de acción”. Y exhortó a “construir puentes que favorezcan el desarrollo de una mirada solidaria desde los bancos, las finanzas, los gobiernos y las decisiones económicas, nuevas formas de fraternidad solidaria, de inclusión, integración e innovación”4.
Bajo la crisis de salud y ahora económica, es tiempo para la solidaridad, acudir a la magnanimidad de ofrecer ayuda a quien la necesite. Replantear una sociedad que sea más igualitaria, partiendo de un gran consenso social en el que se delimite la acumulación de riqueza y la distribución del ingreso. El Estado debe intervenir el mercado (como lo está haciendo en tiempos de pandemia) con políticas que establezcan, por ejemplo, que la salud y la educación no se rijan bajo la especulación del libre mercado.
Así que, si la vacuna ya existe, ¡solo debemos aplicarla!
* Economista, UNAL.
Referencias
1. Adam Smith. Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. 1776.
2. Vilfredo Paretto. Cours d’économie politique. 1896.
3. Thomas Piketty. El capital en el siglo XXI. 2013.
4. Vatican News. Foro “Nuevas formas de fraternidad solidaria, de inclusión, integración e innovación”, Academia Pontificia de Ciencias Sociales. 5 de febrero de 2020.