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Uno de los recursos más frecuentes en la búsqueda de un lenguaje no sexista es el desdoblamiento léxico, es decir, hacer referencia a «niños y niñas», «ciudadanos y ciudadanas», etc. La propia RAE lo considera «una justa referencia a la presencia de la mujer» cuando se usa de forma «atinada y oportuna». Con esto se refiere sobre todo a los vocativos, por motivos de cortesía: «Buenas noches, damas y caballeros». También es útil en contextos de ambigüedad. Pensemos en algo como: «prohibidos los parrilleros en moto» (¿incluye a las parrilleras?).
(Oprima aquí para leer la primera parte y aquí para leer la segunda parte).
No solo sobre los desdoblamientos, sino respecto a casi cualquier alternativa de lenguaje no sexista, creo que hay cabida para la sensibilidad de cada persona. Vuelvo al principio: los hablantes tenemos el poder sobre la lengua, es decir, de ajustarla a nuestras necesidades. Pero también creo que la comunicación efectiva, fluida, que no dé lugar a equívocos, es deseable.
Si se opta por el desdoblamiento, es necesario hacerlo con cuidado: «El odio entre los inquilinos» puede ser distinto a «el odio entre los inquilinos y las inquilinas». Asimismo, puede ser problemático el uso de fórmulas como: «las y los profesores». No solo porque podría pensarse que el artículo femenino estaría recayendo sobre el sustantivo masculino, sino porque no es posible coordinar este tipo de determinantes (sería como decir «mis y tus hijos», cuando lo indicado es «mis hijos y tus hijos»). En ese caso, «las profesoras y los profesores» sería más adecuado. Algo como «la responsabilidad es de los alumnos o las alumnas», por llevar una conjunción disyuntiva («o»), puede generar confusión (¿significa que «la responsabilidad» recaerá solo sobre uno de los dos grupos o es apenas un desdoblamiento?). En ese caso, hay manuales que recomiendan omitir el artículo: «la responsabilidad es de los alumnos o alumnas».
En conclusión, lo ideal es que el desdoblamiento, sobre todo cuando pretende ser exhaustivo, no distraiga, canse o entorpezca la comunicación, mucho menos que cambie el sentido de lo que queremos decir. En vocativos, cuando pueda haber ambigüedad o en contextos históricamente discriminatorios, creo que el desdoblamiento es adecuado. Próximamente, para ir cerrando esta serie, me referiré a otras alternativas.
mmedina@elespectador.com, @alejandra_mdn
Nota de la editora: esta columna fue editada para explicar con mayor profundidad los inconvenientes de coordinar los determinantes “los y las”.
