Notas de buhardilla

Les quedó grande

Ramiro Bejarano Guzmán
09 de diciembre de 2018 - 05:00 a. m.

El problema del "subpresidente" Duque no es que esté solo y que tenga a su servicio un batallón de inexpertos, sino que, lamentablemente, padece el mismo mal.

Los ministros no dan pie con bola. La del Interior no tiene autoridad y no convence; a la de Justicia se le cayó su reforma luego de enfrentarse neciamente con un teniente menor del liberalismo; el canciller, liderando la cruzada para que Andrés Felipe Arias tenga derecho a una segunda instancia que no existía cuando fue condenado y, además, nombrando a cuanto lagarto se le ocurre, como al camaleón Angelino Garzón o al cuestionado Álvaro Pava Camelo; la ministra de Educación, doblegada por los estudiantes; la de Trabajo, atajando a medias el paro nacional; el de Comercio, oficiando en Cúcuta de perseguidor con su excluyente sentencia de “ahora todos son duquistas”, y el de Defensa, intentando no irritar a los rabiosos uribistas pura sangre a la hora de definir la cúpula de la Fuerza Pública.

Ni siquiera el repudio de la “mermelada” le ha resultado creíble al Gobierno. Un cuñado del ministro de Hacienda, estratégicamente nombrado en un cargo donde influye Carrasquilla; la senadora María del Rosario Guerra nombró a su subalterno, el caricaturesco Daniel Oviedo, en el DANE.

En ese ambiente de incompetencia el presidente de la Conferencia Episcopal, el obispo Óscar Urbina, regaña a Duque y le exige enderezar el rumbo. No es que no tenga razón. Lo que pasa es que en un país laico la cosa pública no es oficio de pastores. Si monseñor Urbina quiere controvertir o apoyar las políticas públicas, que se quite la sotana y descienda de su pedestal de representante de Dios, y haga política en las calles y no desde los púlpitos. A pesar de que Duque fue candidato de todas las iglesias y les dio gusto a varias de ellas nombrando impresentables como Alejandro Ordóñez en la OEA, o conversos como Viviane Morales en Francia, hoy la jerarquía católica le da la espalda como Judas con Cristo.

Pero el caos se volvió viral con la terna para fiscal ad hoc. O Duque no consulta a nadie para tomar decisiones trascendentales como esta que se le cayó estrepitosamente con la explicable renuncia de la magistrada Margarita Cabello, o está asesorado por otros ineptos. El Gobierno está lleno de abogados, pero no tiene un solo jurista. Si es insólito que Duque no hubiere caído en la cuenta de la ilegalidad de integrar esa terna con su secretaria jurídica y con una magistrada de la Corte, es todavía más censurable que nadie le hubiese advertido de semejante disparate.

Es improbable esperar que Duque rehaga la terna de fiscal ad hoc con juristas que den tranquilidad, porque además de todo es terco, como lo demostró con la designación del director del Centro de Memoria Histórica. Veremos si insiste en su secretaria jurídica y en Leonardo Espinosa Quintero, no obstante que ella está inhabilitada y él es candidato de Néstor Humberto y del uribismo. Si esto es ahora con el fiscal ad hoc, cómo irá a ser cuando haya que designar al sucesor de Martínez Neira, bien dentro de un año y nueve meses cuando concluya su accidentado periplo, o si oye las voces que piden su renuncia ante el inmenso daño que ha causado a la Fiscalía, al Grupo Aval, a su cliente Luis Carlos Sarmiento, a la credibilidad de la justicia, a él mismo y, últimamente, a Duque, que de nuevo quedó en ridículo.

Es duro decirlo, pero el desgobierno de Duque es una aventura que amenaza ya la estabilidad de la democracia. Mientras el mandatario hace el oso cantando en todas partes imitando al tristemente célebre expresidente ecuatoriano Abdalá Bucaram —destituido por incapaz—, crece la sensación de que su drama no es ni siquiera que Uribe y su siniestro partido del Centro Democrático lo tengan acorralado, sino que la probabilidad de que no termine su mandato cada día más se percibe como una necesidad y no como una exageración. Fácil resulta imaginar lo ansiosa que andará la culipronta Marta Lucía Ramírez, quien enterró prematuramente a su copartidario Belisario. Lo suyo no son las condolencias, sino la farándula de los reinados.

Adenda. Ya salió la segunda edición de El Radical, periódico virtual independiente y pluralista impulsado por algunos profesores del Externado de Colombia. En http://www.elradical.info/ puede visitarse ahora, y la tercera edición, el 21 de enero.

notasdebuhardilla@hotmail.com

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