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Comunidad y desarrollo

Los derechos de los niños

Uriel Ortiz Soto
24 de junio de 2020 - 05:00 a. m.

A una sociedad que no cuide y proteja a sus niños le espera un futuro incierto y lleno de dificultades.

Los derechos de los niños prevalecen sobre los de los mayores, puesto que son criaturas indefensas, sin suficiente capacidad física ni de razonamiento para defenderse y medir las circunstancias de modo, tiempo y lugar cuando el abusador decide someterlos a los más aberrantes actos sexuales. Finalmente, para ocultar tan horrendos crímenes, muchas veces los desaparecen, asesinándolos en la forma más despiadada, cruel y criminal.

Los derechos de los niños deben ser integrales mediante ley de la república. Los avances que se están dando con la cadena perpetua y el proyecto de ley que cursa en el Congreso sobre prohibición de castigos físicos, entre otros, deben integrarse en una sola norma, para que estos delitos sean de fácil identidad para la parte ofendida y de mejor manejo para las autoridades competentes.

Sin embargo, la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños es un avance significativo para que estas bestias humanas reciban el castigo ejemplar que merecen, puesto que son auténtico peligro para la sociedad. Son varios los casos de familias con hijos abusados sexualmente y posteriormente asesinados que no lo denuncian, porque fue un miembro de la familia el autor de tan execrable crimen.

No olvidemos que la pandemia de abuso, maltrato y violencia sexual contra menores de edad ocurre en todos los estratos sociales, tanto en áreas urbanas como rurales. Lamentablemente, en muchos hogares los niños y niñas no están exentos de este flagelo: padres, padrastros, tíos, hermanos y abuelos son sus principales abusadores.

Los grupos guerrilleros, paramilitares y demás organizaciones criminales que operan al margen de la ley tienen mucho que ver con el trabajo forzado, abuso sexual, maltrato y asesinato de menores de edad de ambos sexos. Los reclutan a la fuerza, simple y llanamente para violarlos; si se niegan a complacer a sus bastardos jefes, finalmente los asesinan. Las selvas colombianas son testigos mudos de cientos de estos casos y guardan en su interior los despojos mortales de estas criaturas inocentes.

La JEP debería ponerse las pilas sobre estos casos, son cientos los hogares que lloran la pérdida de uno o varios de sus hijos a manos de estos criminales que, si bien se han reinsertado, tienen un prontuario delictivo por el que responder.

La violencia sexual y posterior asesinato de niños no deben quedarse únicamente en la cadena perpetua que acaba de aprobarse en el Senado de la República; ni tampoco, la prohibición de los castigos físicos, proyecto de ley que cursa actualmente en el Congreso.

Los derechos de los niños van mucho más allá de estas dos circunstancias, las cuales deben aglutinarse mediante ley de la república en una sola causa, y así tramitarse únicamente como ley, en el Congreso, bajo la denominación Derechos del niño:

1. Derechos de la criatura desde el momento mismo de su concepción. Tanto padre como madre gestante deben procurar vivir en plena armonía, para que la criatura en proceso de formación tenga una evolución sana y sin alteraciones que se reflejan en el vientre de la madre.

Aunque nos resistamos a creerlo, del proceso de gestación depende la evolución saludable y el nacimiento de la criatura sin contratiempos.

2. Derechos de los períodos prenatal y natal. Estos dos periodos deben ser frecuentemente consultados por los padres a los expertos en estos temas, con el fin de brindar al recién nacido todos los cuidados que necesite.

3. Derechos de los períodos de infancia y adolescencia. Es aquí cuando el niño empieza a reclamar sus derechos y lamentablemente también sus padres comienzan a ejercer sobre ellos una disciplina, que muchas veces se traduce en castigos físicos que dejan hondas secuelas y generan resentimientos hacia los padres.

Pero también es cuando nacen los derechos de los niños que los padres deben interpretarlos en forma comprensiva e inteligente, sin reprocharlos, herir susceptibilidades, buscando siempre el camino del diálogo y la comprensión.

4. Derecho a una alimentación y vestuario dignos. Cuando los padres de familia no están en condiciones de procurar los elementos suficientes para alimentarlos y vestirlos adecuadamente, es el Estado, a través de los organismos creados para tal fin, el que debe asumir tales responsabilidades.

5. Derecho a una educación digna. Cuántos niños y niñas que son verdaderos genios, con coeficientes intelectuales superiores, desafortunadamente no tienen la oportunidad de formarse en una institución acorde a las circunstancias, y finalmente terminan abandonados a su suerte.

Lamentablemente, en nuestro país no existe una entidad que se encargue de valorar estos casos.

6. Derecho a ser niños. Desafortunadamente, entre los 8 y 15 años es la etapa en que son más vulnerables de ser abusados sexualmente u obligados por sus padres y adultos a ejercer la prostitución y trabajos forzados.

Hay casos en que los levantan a las 4 a.m., los sacan a la calle y les ponen como tarea llevar un mínimo de cuota por las noches, so pena de no darles comida y sufrir castigos físicos. Esto se pueden comprobar en los semáforos de todas las ciudades.

En síntesis, los derechos de los niños van mucho más allá de las nobles circunstancias de modo, tiempo y lugar con que se pretenden manejar. Hay enormes vacíos que es indispensable corregir.

urielos@telmex.net.co

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