Los efectos de las deudas y la pandemia

Columnista invitado EE
27 de abril de 2020 - 05:00 a. m.

Por: Miguel Villa Uribe

Desde que surgió esta pandemia, el tema del que no podemos parar de hablar es del daño que le está haciendo a la economía. Se paran los mercados, crece desbordadamente el desempleo, se acaban los negocios e inclusive el petróleo, que ha sido el motor de la economía mundial por los últimos 100 años, llegó a tocar un fondo de menos 30 dólares por barril. Esto es dantesco; significa que los productores están pagando para que se les lleven sus barriles, porque no hay donde guardarlos por la escasez del consumo de petróleo. ¿Pero cómo es posible que si la economía deja funcionar por unos meses el impacto sea tan grande?

El problema esencial es lo endeudado, tanto público como privado, que está el mundo entero. Según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el planeta debe alrededor de 190 trillones de dólares. Por otro lado, el Banco Mundial dice que el Producto Interno Bruto (PIB) del mundo es de 80 trillones al año. Lo cual significa que estamos terriblemente endeudados, y esta contingencia nos pone en una situación aún más complicada. Ya no solo tenemos que lidiar con lo que debemos, sino que ahora tenemos que esperar a generar nuevamente ingresos para sobrevivir y continuar pagando el estilo de vida que llevamos.

Lo mismo ocurre con los países; los más golpeados son los que están en vía de desarrollo porque su endeudamiento es para suplir necesidades básicas por medio de la infraestructura, de tal modo que puedan salir del rezago económico. Y si paramos la economía así sea por un corto plazo el impacto es fuerte, ya que no se satisfacen los mínimos vitales que generan estas deudas. Las grandes economías, como hemos visto, ya van en alrededor de 8 trillones en salvamento monetario para estabilizar sus mercados después de la crisis. Países como EE. UU. están fuertemente endeudados (en este momento 22,7 trillones de dólares) y ahora le van a añadir aproximadamente otros 4 trillones, pero a la larga ese dinero se le debe a sí mismo, lo cual lo hace fácil de costear para estas economías, al contrario de los países emergentes que les deben ese dinero a las grandes economías. Para hacer un símil más claro, Colombia se endeuda para ponerle techo y acueducto a su casa y EE. UU. se endeuda para remodelar la casa de huéspedes y cambiar el piso de la piscina. Una diferencia sustancial en los presupuestos.

Otro aspecto de la crisis que afecta ampliamente la economía en países como el nuestro, que es petrolero, es ese mismo endeudamiento. Uno creería que estas empresas estarían sin deudas, pero la verdad es que no, se han endeudado en grandes cantidades ya sea para aumentar la exploración, la producción y/o el refinamiento. Y el problema es que se endeudan con números de producción estables a largo plazo, entonces si el petróleo no vale nada por un tiempo (como en este momento) el ingreso principal del país está quieto, aparte de estar muy endeudado. Por ejemplo, Ecopetrol debe 1.657 billones de dólares, por lo que pone en un riesgo más alto nuestra economía. Debido a estas circunstancias, los países petroleros se reunieron recientemente para ver cómo reducían la producción, en un esfuerzo por estabilizar el precio del barril, pero los intentos fueron fútiles: se redujo la producción en seis millones de barriles cuando la producción total del mundo es de 80 millones de barriles diarios, creando el descalabro en los indicadores, como ya vimos. Esto se debe en parte a dos factores: uno, el fuerte endeudamiento de las petroleras alrededor del mundo, y dos y más importante, cerrar el grifo de los pozos y volverlo a abrir es supremamente costoso, haciendo que los productores prefieran no parar de explotar.

El mismo precepto aplica para cualquier ciudadano que paga arriendo y debe el carro, las tarjetas de crédito y el celular. Obviamente, si debe lo anterior, sus ahorros son muy pocos o inexistentes, por lo que, si se queda sin trabajo en este momento, será sacado de su arriendo al final de junio, el banco le quitará el carro y el servicio de celular le será cancelado, sin hablar de los reportes a bases de datos que le impedirán en el futuro acceder a estos créditos. Si nosotros aún tuviéramos los hábitos de consumo de nuestros abuelos, en este momento estaríamos gastándonos nuestros ahorros en comida y, si acaso, en arriendo. Por eso es que el endeudamiento nos tiene en una situación tan complicada.

Creo fielmente en el capitalismo, pero sin duda nos está jugando una mala pasada; nos estamos endeudando para mantener un estilo de vida que no tolera este tipo de contingencias, y dependemos de estar produciendo sin parar, solo para estar a flote. Necesitamos empezar a ser más inteligente en nuestros gastos, porque en eso consiste la libertad que nos ofrece el status quo: en poder tener lo que queramos, pero si no hay ahorro o conciencia de gasto, estas situaciones nos van a poner contra la pared. Al final, lo más probable es que la economía volverá a tomar su rumbo, pero presiento que esta crisis nos cambiará nuestros patrones de consumo en una forma positiva.

 

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