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A los médicos residentes nadie les quiere pagar

El Ministerio de Salud decidió echar para atrás las medidas que recortarían 500 becas para médicos que estudian una especialización.

María Mónica Monsalve
12 de septiembre de 2015 - 03:49 a. m.
Los estudiantes se movilizaron en las redes con la etiqueta #YoTambiénTrabajoGratis. / Cortesía
Los estudiantes se movilizaron en las redes con la etiqueta #YoTambiénTrabajoGratis. / Cortesía

Hace una semana la etiqueta #YoTambienTrabajoGratis invadió las redes sociales. Hacía parte de una iniciativa convocada por la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR) ante el anuncio que hizo el Icetex, junto con el Ministerio de Salud, sobre el número de becas crédito que se iban a otorgar a estudiantes de especialidades médicas en el área de la salud: 500 menos que el año pasado.

Esa primera tormenta, la del recorte de becas, quedó aparentemente solucionada. En una reunión a la que asistieron el Icetex, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Salud y la ANIR se llegó al acuerdo de que el número de becas crédito se mantendría en 1.215 y aumentaría a 1.300 en 2016. Aun así, 547 médicos que estudian no reciben ayuda económica.

En la reunión también se pactó presentar un proyecto de ley, con el apoyo de la Gran Junta Médica Nacional, para arreglar los problemas crónicos del sistema en el que se educan los estudiantes de especialidades médicas. Por último, el Gobierno aceptó retirar del proyecto del ley que está siendo discutido en el Senado el artículo que propone que los hospitales titulen médicos.

Sin embargo, para muchos, echar para atrás el recorte de becas crédito fue sólo un pañito de agua tibia, pues el sistema de formación de especialistas médicos está lleno de problemas. El primero es que las becas crédito, un beneficio que consiste en entregarle a los médicos estudiantes dos salarios mínimos mensuales para completar el pago de su matrícula o para sostenimiento, se quedan cortas teniendo en cuenta que los semestres de las especializaciones pueden costar en promedio $14 millones. Además, los créditos no cubren a todos residentes que los solicitan.

Por eso la ANIR pidió que la cobertura de las becas fuera para el 100% de los estudiantes que las piden, mientras se resuelve cómo garantizar un pago para los residentes. “No aumentar la cobertura es una decisión unilateral del Gobierno que no aceptamos ni compartimos, porque en la ley está estipulado que debe darse a todas las personas que las soliciten”, advirtió Luis Carlos Leal, presidente de ANIR, a El Espectador.

Además aunque el programa indica que los créditos podrían ser condonados al final de la carrera, Leal explica que muchas veces este beneficio se pierde porque las personas no cumplen el requisito de mantener cierto promedio (mantener el 75% de la máxima nota establecida por la universidad). “Es complicado y es difícil porque no tenemos el tiempo suficiente para trabajar y obtener otros recursos. Hacemos turnos como médicos generales para tener con qué pagar la matrícula de la especialización, pero, como es tan pesado, muchos terminan aplazando semestre o no cumplen con el promedio porque la carga académica no les da”, dice Leal.

El segundo problema por el que reclaman los médicos residentes es que hasta el día de hoy nadie responde por que se les dé un salario fijo. Los hospitales en donde prestan sus servicios creen saldar esta deuda dándoles bonos de alimentación y, aunque las sociedades científicas y los hospitales concuerdan en que los residentes médicos deberían recibir un salario, a la hora de decidir quién haría los aportes nadie asume la responsabilidad.

Para el doctor Julio César Castellanos, director general del hospital San Ignacio, esos salarios de los residentes tendrían que ser subsidiados con fondos públicos que sean girados a los hospitales, y cada hospital sólo debería considerar dar un aporte y un beneficio adicional. Sin embargo, uno de los argumentos de los médicos residentes es que, si los hospitales privados se están beneficiando con su trabajo y lo facturan al sistema, lo justo sería que estas instituciones asumieran el pago de sus sueldos.

Al respecto, el doctor José Ricardo Navarro, presidente de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación (Scare), considera que el pago debería venir tanto de las IPS como del Gobierno. “Las residencias médicas tienen un doble beneficio: contribuyen a formar talento humano para el sistema de salud y ayudan a prestar el servicio de salud en las IPS”, explica.

ANIR, a pesar de ser consciente de que los hospitales facturan con sus servicios, cree que en Colombia este pago no debería venir de las IPS. “En el contexto en el que estamos, con el sistema de salud en crisis, los hospitales facturan negativo y no tienen recurso para prestar o reconocer esta vinculación laboral. Además tenemos un modelo en el que estamos rotando cada mes o dos meses por diversos hospitales, entonces se complicaría mucho generar contratos en tan corto tiempo”, explica el presidente de la asociación.

Según señalaron algunos médicos que están haciendo sus especialidades fuera del país, el modelo funciona de diversas maneras, pero la mayoría coinciden en que sí se les paga a los residentes. “En España, cada médico interno residente es un trabajador como cualquier otro, hace parte de la plantilla médica y el dinero viene del Estado o la administración regional. Somos funcionarios públicos, teniendo en cuenta que el 99% de los residentes se forman en hospitales del Estado”, apuntó Carlos Federico Álvarez, residente en España, quien advierte que Reino Unido y los países nórdicos cuentan con un sistema nacional de salud, cuya financiación es estatal, a través de impuestos.

Estas condiciones del sistema llevan a un tercer problema: que la mayoría de estudiantes de especialidades médicas se ven obligados a hacer turnos ilegales para ganar más dinero, pues, a pesar de ser médicos profesionales, pasan cuatro años sin recibir un sueldo.

“Según la ley, no se pueden hacer más de 66 horas semanales, pero eso es mentira porque nadie garantiza que un residente no esté trabajando más de 12 horas. Además, algunos hospitales obtuvieron un beneficio con esto, porque como se supone que legalmente no hacemos posturnos, dejamos de tener derecho a comidas diferentes al almuerzo”, explica un anestesiólogo recién graduado. Esto implica que muchas veces los estudiantes reciban a sus pacientes con pocas horas de sueño, corriendo el riesgo de atentar contra la seguridad de estos.

Como parte del acuerdo al que llegaron el Gobierno y la ANIR, la Gran Junta Médica se reunió ayer para revisar el proyecto de ley que propone la asociación para restituir un sistema de posgrados en Colombia, que está en crisis.

Por María Mónica Monsalve

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