Los medios, al filo de la democracia

Juan Carlos Gómez
17 de febrero de 2020 - 02:00 a. m.

Aparte del New York Times, ninguno de los medios tradicionales ha logrado aún insertarse exitosamente en la era digital. Este año, esa empresa tendrá ingresos de aproximadamente US$800 millones y el precio de su acción se ha triplicado. Ya cuenta con 5 millones de suscriptores online, el triple de los que llegaron a existir en el impreso. Según sus proyecciones, esa cifra se duplicará en 2025.

En Colombia, como en otros países, ante la sensible pérdida de pauta publicitaria, algunas publicaciones tradicionales ya claudicaron; para ganar audiencia, a diario recurren a un escándalo. Temas morbosos y comunicadores incendiarios posando de catones. Fórmula deplorable de fácil consumo que hace adicto al público a ese tipo de información y lo aleja del análisis ponderado.

No solo son las redes sociales, sino también medios que se suponen prestigiosos, los que desinforman y manipulan. Por ese camino se erosionan aún más las democracias. Brasil es un ejemplo de cómo una opinión pública manipulada puede llevar a un país al borde del abismo.

En el excelente documental Al filo de la democracia —nominado a los Óscar este año— se observa cómo, frente al escándalo de Lava Jato, la causa penal en contra de Lula, la destitución de Dilma Rousseff y la elección de Bolsonaro, la prensa quedó en deuda con la sociedad brasileña. Las redes sociales fueron una mecha incontrolada y los medios tradicionales no lograron atemperar los ánimos. Por el contrario, muchos endiosaron al juez Moro sin cuestionar en absoluto su cruzada ni sospechar que detrás había una aspiración política que lo llevaría a ser ministro del actual gobierno de Bolsonaro.

Colombia no está lejos de un desastre similar al de Brasil. Aunque la historia y el contexto político no tienen nada en común, hay un factor que los identifica: una sociedad cada vez más dividida en partes irreconciliables. A medida que la protesta social se reactive y se aproximen las elecciones de 2022, la situación puede ser peor.

Los medios, de manera autónoma, deberían evitar que esas profundas diferencias que agobian a la sociedad colombiana se aticen gratuitamente por el afán de ganar audiencia.

@jcgomez_j

 

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